Los días pasaban y Hannah se reusaba ver a Max. Estaba muy molesta por la decisión que había tomado sobre Matthew.

“Cómo podría vivir con un asesino”, todos los que aceptaba aquel hecho de crueldad eran igual de culpable que quién fuera condenado, pensaba. En silencio se encargó de utilizar su posición con ayuda de Joel y Jeremy, quienes respondieron a su llamado ignorando por completo su intención.

Después de varios días de preparativos, la ceremonia había llegado. Desde lo alto del castillo se observaba el gran despliegue, eso marcaría su gran poder dentro del territorio. Max recibió a grandes líderes, invitados de diferentes parte del mundo.

Por otro lado, Hannah se encontraba en su aposento rodeada de varias mujeres que se encargaban para presentarla.

Tock, tock... se escuchó en la puerta y todos quedaron en silencio.

_¿Quién es?, preguntó a las lobas que la rodeaban.

_Es su madre... respondió una de ellas.

Después de la discusión que tuvieron, no había vuelto a mediar palabra