Salgo corriendo en dirección al armario de Mariam y me pongo la primera blusa que encuentro. Teniendo en cuenta que esta anciana es considerablemente más ancha que yo, al ponérmela noto que me cuelga de los hombros, y me cae casi como un saco sin forma por el cuerpo. ¡Mejor! Quizá de ese modo consiga que Alfa Dean no se fije en el notorio abultamiento de mi vientre.- ¿CAT?- repite él de nuevo con un tono que mezcla la incredulidad y la furia.- ¿Estás embarazada?- Ese tema no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando hace solo unos minutos.- ¡Tiene todo que ver! Es mi hijo, ¿es que no ibas a decírmelo nunca?- O hija, a mi no me importa su sexo, Cat.- ¿No? ¿Y si no es un heredero, Alfa Dean?- Dará igual, es una criatura que proviene de mi, será sangre de mi sangre, ¿cómo no voy a quererla?- Porque hasta ahora no has mostrado demasiado respeto por mi, o por ninguna otra mujer.- Cat… mi desconfianza hacia ti no se debe en absoluto a tu sexo, sino hacia tu familia.- Si toda
- Señora.- dice uno de los miembros del antiguo consejo de mi padre.- nunca he escuchado nada tan ridículo.Siento una furia ciega que mana de mi cuerpo, y enciende mis nervios, me enfada que este hombre viejo y sin ninguna visión de futuro, tilde de estúpida mi petición de dirigir la que fuera la manada de mi padre. Él ha muerto sin un descendiente varón, y eso implica que yo debería ser ahora quien gobernara mi manada. Desde que llegué hace un par de días, solo he podido salir a reconocer el terreno, pero he visto miseria, niños pidiendo limosna, y casas abrasadas hasta los cimientos, ese es el único legado que ha dejado la guerra entre Alfa Dean y mi propio padre. ¿Es que ninguno de los dos es consciente de que luchar debería ser la última opción? Las verdaderas víctimas son siempre los súbditos, que se ven obligados a luchar, a pasar hambre, incluso a ver morir a sus propios hijos por el estúpido ego de dos hombres que no son capaces de ceder ni lo más mínimo. ¿Qué una mujer no es
- Señor.- dice un muchacho que debe de tener unos veinte años, y al que he enviado como espía a buscar a Cat.- la hemos encontrado.- ¿Y por qué has tardado tanto en venir a contármelo?- No ha sido fácil, Alfa.- dice en un tono conciliador, y me mira con gesto de reproche, lo que hace que suavice mi tono, porque sé que en los últimos días he sido un auténtico manojo de nervios, gritando y quejándome de todo.- ¿Has podido persuadirla de que regrese a esta casa?En realidad me muero por decir que la extraño,y que desde que no está, ni ella, ni mi madre, ni mis buenos amigos guardias que murieron durante la invasión de la casa de la manada, he sentido que el mundo caía sobre mis hombros; pero un Alfa no dice esas cosas, simplemente es fuerte pase lo que pase, no se queja.<
- He venido a pedirte perdón. - No era necesario, ya lo habías hecho antes, el problema es que vienes para obligarme a que vuelva contigo a tu manada, y aquí hago mucha más falta.- ¿De qué hablas? Esta manada está mucho mejor que la última vez que la vi. Además, creo que la gente es excepcionalmente amable.- Si son tan amables, es porque creen que eres tú quien esta financiando todas estas obras.- ¿Cómo es eso posible?- He intentado ponerme al frente de este lugar, Dean, pero como mujer con un compañero vital, me lo han impedido. Así que, dije que solo estaba al cargo mientras tú llegabas, y les dije que habías enviado grandes cantidades de dinero para la restauración de este lugar.- Pero eso no es cierto, ¿de dónde procede ese dinero, Cat?- No te preocupes, no te lo he robado, ni nada semejante. Es dinero que mi padre había robado en muchas de sus guerras, lo guardaba bajo el suelo de su habitación, a resguardo de incendios, de inundaciones, e incluso de intrusos, ya que salv
- ¿Va todo bien?.- pregunté a una de las enfermeras que entraban y salían del quirófano al que habían trasladado a Cat.- Señor, es usted un Alfa, y no quiero ser grosera con usted, pero acabo de decirle que estamos haciendo todo lo posible para que su compañera salga de ésta. Me llevé las manos a la cabeza, y me dejé caer al suelo del hospital. Cat llevaba en aquel quirófano varias horas, y nadie me decía nada concreto, solo que todo iba a salir bien, o que no me preocupara.En aquellos momentos, y con un peligro real entre manos, comprendí lo estúpido que había sido, y sobre todo, entendí que me había comportado como un egoísta con aquella mujer que se debatía entre la vida y la muerte en el quirófano. Ella me había dado todo, con una generosidad abrumadora, y yo… bueno, yo solo le había devuelto desconfianza y maltrato, no era de extrañar que al final hubiera terminado viéndome del mismo modo que veía al monstruo de su padre.Vi salir a otra enfermera, iba manchada, con el pelo re
- Si solo podemos salvar a uno de los dos, ¿a quién quiere que salvemos?-¿Cómo pueden preguntarme algo semejante? Son mi compañera y mi bebé, no pueden esperar que decida algo así.- Alfa, sé que es una decisión muy dura, pero el parto no está yendo bien, es la verdad. Si no lo solucionamos pronto, las cosas podrían torcerse demasiado, y de no tomar una decisión rápido, podríamos perderlos a ambos.- No, claro que no, pero no es posible que algo así suceda, Cat es una mujer fuerte y sana, ¿cómo ha podido ocurrir algo como ésto?- Alfa, los partos son complicados, en especial si se adelantan como éste. Pero no se preocupe, Alfa Dean, sabemos lo complicado de esta decisión, piense, piense un rato antes de darnos una respuesta. Ya sabemos que decida lo que decida, será una gran pérdida para usted. Lamentamos que todo haya sucedido de este modo.Me volví a echar las manos a la cara, queriendo borrar de mi mente lo que estaba ocurriendo, ¿cómo era posible que las cosas se hubieran torcid
Unos segundos más tarde de esas últimas palabras, como si mi cuerpo se hubiera relajado tomando tan difícil situación, me desmayé sobre el sillón en el que me había sentado para realizar el proceso de donación de sangre. Perdí el conocimiento dulcemente, quedándome dormido sobre la butaca, pero al menos no sentía ningún tipo de dolor.Mientras dormía, me ocurrió algo que nunca antes había sucedido, y que nunca sabré si fue real, o un producto de mi mente dañada por la pérdida de sangre que estaba experimentando. Aún así yo tengo la sensación de que fue real, o así prefiero imaginarlo. La diosa de la Luna, en forma de sombra diluída se me apareció en mi mente nebulosa, y me habló con voz fuerte e intensa, como si estuviera muy enfadada.- Alfa Dean.- dijo con aquella voz que me instaba a acercarme a ella.- he venido a hablar contigo.- ¿Por qué? ¿Vas a llevarte a Cat contigo? ¿Para eso vienes a mi mente?- No, claro que no, vengo a preguntart por tu comportamiento. Bien sabes que yo so
Me sentía muy dolorida, y también aturdida, como si hubiera tenido un nido de pájaros dentro de mi cabeza, y ahora hubieran decidido marcharse al fin.- ¿Luna Cat?.- dijo cerca de mi rostro una voz desconocida.- Si, si, ¿qué ocurre?Después de esa simple frase,varias voces desconocidas más se unieron a la primera, y comenzaron a tocarme la muñeca, el cuello, la cabeza… ¿por qué no me dejaban en paz? Yo solo me sentía muy cansada y quería descansar.- Luna Cat.- dijo de nuevo aquella amable voz.- no vuelva a dormirse, es muy importante que esté consciente.- ¿Qué ha ocurrido? Me encuentro fatal, como si un tren hubiera pasado por encima de mi.- Se puso de parto hace diez días, ha estado insconsciente hasta ahora, y temíamos que no volviera a responder.- ¿Cómo es eso posible? ¿Dónde está mi hijo?- desperté alarmada, consciente del significado de las palabras de aquella mujer que ahora reconocía como una enfermera del hospital.- Es una niña, está bien, aunque la hemos llevado al área