Capítulo 8

"Zyan, debes de estar cansado. Si quieres irte, puedes irte", le dije después de encontrarme con él por los pasillos.

"No estoy cansado. Y tú, ¿no estás cansado?", preguntó.

"Estoy agotado. Creo que me voy a casa. Mi hermano ya no está en peligro de muerte y necesito ducharme, quitarme esta ropa sucia y dormir. Hoy ha sido un día muy agotador para mí", respondí.

"Mi chófer nos espera fuera. Te llevaré a casa", me ofreció.

"Imagínate, no hace falta. Cogeré un taxi más tarde", le agradecí.

"No seas tonta. Te llevaré a casa. Ya es tarde y me tranquilizará saber que estás a salvo", insistió.

"Zyan, aceptaré que me lleves porque estoy muy cansada. Es probable que mi madre no se vaya y se quede con mi hermano". Después de un día en el que todo ha ido mal, me merezco al menos dormir un poco", acepté.

Cuando entré en la habitación del hospital, encontré a mi madre mirando a su hijo dormir. Abrí la puerta despacio y contemplé la escena de cómo una madre puede querer tanto a su hijo. En ese mom
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