Aslan MurabakLos dos hermanos entraron en la habitación y se quedaron allí un buen rato, mi padre estaba reunido con Faruk, y probablemente el hombre le estaba dando vueltas a la cabeza, pero mi padre ya sabía que no tenía nada que hacer y que desgraciadamente Berna tendría que seguir con su vida de otra manera. A pesar de todo, sentía pena por ella.Mi hermano también estaba raro, le conocía muy bien y sabía que algo pasaba o que me ocultaba algo. Estaba casi seguro de que era por la chica brasileña y ¿qué le iba a decir? ¿Volverá con usted? ¿Se dará cuenta de que cometió el mayor error de su vida y que eligió al hombre equivocado? ¿Que es la mujer más estúpida que he conocido por dejar a un hombre como tú y elegir a cualquier otro? No iba a decirle eso, porque sé que ya estaba sufriendo.Así que preferí dejarlo en su mundo, con sus pensamientos, fueran cuales fueran. Estaba sentado en uno de mis lugares favoritos de la casa, una pequeña habitación con un enorme ventanal que daba al
Hassan KaranHabía venido aquí para cambiar. Había decidido que era mi turno de dar un rumbo a mi vida. Cuando Bern me llamó y me dijo que nuestro padre la estaba obligando a casarse con Aslan, me enfadé mucho. Yo no quería en absoluto que se produjera ese matrimonio.Éramos niños diferentes a los demás, muchas cosas las pasé sola y no llevé a mi hermana conmigo, la pobre ya estaba sufriendo porque no teníamos madre. En realidad sí teníamos madre, pero simplemente no se preocupaba por nosotros dos, sus hijos. Estábamos a merced de aquel loco que hacía lo que quería conmigo y con mi hermana. Vi cosas horribles dentro de ese palacio y ahora me entero de que mi hermana, Berna, pasó por cosas peores.Me enviaron al ejército, después de que le sorprendiera haciendo de una chica de mi edad, concubina de algunos de los hombres que frecuentaban nuestra casa. Días después, para mi sorpresa estaba sufriendo en el cuartel cosas horribles, para convertirme en un hombre de verdad. Todavía recuerdo
Aisha MurabakDesde que era pequeña sabía cuál era mi destino. Sé que tendré que casarme con alguien que probablemente no elija, eso no me gusta, sólo quería tener el poder de guiar mi vida.Cuando fui a la universidad que tenía mi libertad, allí llegué a vivir como vive una chica de otro país y fue una experiencia totalmente diferente. No voy a negar que a veces salía sin el velo, me ponía unos vaqueros y una camisetita y me soltaba el pelo durante unas horas. Al principio me sentía rara no lo puedo negar pero era una chica libre que podía hacer lo que quisiera con su vida.Guardo un secreto, solo mío, algo que poca gente sabe y temo las consecuencias.Estaba en la habitación de Diana, la conversación era muy buena. Conocer su país y poder hablar libremente es estimulante para mí. Diana estaba un poco magullada por la caída que había tenido en las escaleras, y hay que dar gracias a Alá, de que no le pasara algo peor, porque podría haberse hecho más daño. Cuando mis dos hermanos vier
Aisha MurabakPor fin, mi primer día de clase. Ya había trazado una ruta y me iría andando, el tiempo estaba nublado, pero me arriesgaré. Cogí mis cosas y salí, intenté cerrar la puerta y me llevé un susto cuando apareció mi vecino, dejé caer algunas cosas al suelo."Eres bastante torpe además de distraído", me dice."Sólo me asusté", se agachó y yo también, nuestras manos chocaron y me sentí avergonzada ya que no tenía mucho contacto con hombres que no fueran familia."¿Vas a ir a la universidad?", le confirmé.Cogió mis cosas y bajamos las escaleras. Cuando llegamos a la puerta del edificio, y puse el pie en la acera, empezaron a caer las gotas de agua, miré al cielo y respiré hondo."Vamos yo te llevo, me voy a trabajar" habló por fin mi extraño vecino, "Me llamo Juan" se presentó por fin."Yo soy...""Aisha, lo sé" lo miré extrañada "escuché cuando dijiste ayer".John era un tipo extraño. Parecía un hombre serio, pero en realidad era muy parecido a Lemi, cariñoso y divertido. Desp
Aisha Murabak"Hassan es el peor que he conocido. Se acercó y yo tenía muchas ganas de que me besara, mi cuerpo reaccionaba al suyo. Y se acercó mucho a mí"."Ve a ducharte y a ponerte algo de ropa, esa no es forma de estar delante de un hombre".Estaba muy enfadada con él, y lo peor es que esperaba el beso. José se rió de mí y Diana también."¿Quién esperó el beso, tonta? Eso es normal Aisha" me dice Jose "¿Y de verdad se fue Juan? Tenía curiosidad"."Ese día fui al baño y me duché, en realidad necesitaba calmar mis hormonas. Hassan se quedó en mi habitación y desde entonces se convirtió en mi sombra"."Yo quería una sombra así de sexy para mí" nos reímos."No me dejaba en paz y cada vez le odiaba más. Era grueso, grosero y no me dejaba hablar con nadie. En la universidad tenía que estar con él a mi lado, las chicas pensaban que era guapo, incluso me hablaban. Cuando le pregunté a la compañera que me había llamado a la fiesta, él le dijo que no volviera a acercarse a mí o tendría pro
Aisha MurabakJoseph se levantó de la cama en la que estábamos y bailó claqué. Yo no entendía nada de aquellos movimientos."Chica, te has acostado con ese hombre maravilloso, no me lo puedo creer", se puso la mano en la frente y fingió un desmayo cayendo en el sillón del dormitorio. "Ahora vas a tener que contarnos todos los detalles, no vayas a hacer como Diana que no dijo mucho", miró a Diana y puso los ojos en blanco mirándola a ella que dejó escapar una sonrisa apagada."Te lo voy a contar, Jose. Como te dije, Hassan se metió conmigo de tal manera, que era como si mandara en mi cuerpo.""Sé bien lo que es eso, aunque no quiera, sabiendo que me van a joder, Aslan me tiene muy fácil"."Quería parar y decir que no, sabía que eso acabaría con mi vida y que tendría consecuencias, pero me dejé llevar por él. Los besos de Hassan me hicieron sentir viva, una sensación que nunca antes había sentido. Sus ojos, que antes me provocaban miedo o rabia, esta vez iluminados por la llama amarilla
Diana RodriguesPobre Aisha, no podemos creer que la obligaran a casarse con ese hombre. Era más de medianoche y Aslan todavía no había vuelto a su habitación, sólo recibí una nota suya disculpándose porque no podía venir a cenar conmigo. Joseph se había quedado conmigo todo el día y después de mucho discutir se fue a su habitación porque ya me sentía bien.Tras una breve siesta, me desperté con el balanceo del colchón que se hundió cuando Aslan se incorporó. Tenía la mano en la cara, estaba ojeroso y parecía muy cansado."¿Cómo está Aisha?""Triste", bajó los ojos "Y sabiendo que todo esto que está pasando es por mi culpa"."No es tu culpa", poco sabía él que Aisha y Hassan ya tenían una historia."Yo acabé con la vida de mi hermana, papá no se inmuta y yo no puedo hacer nada. Si le pidiera a Bern que se casara conmigo, igual le daría la mano de mi hermana a ese hombre, no tengo autoridad sobre ella. Y ese hijo de puta se casa con ella mañana, no tendría tiempo de hacer nada. Y mi pa
Aslan MurabakDiana Rodrigues parecía saber lo que realmente necesitaba, me sentía miserable, era como si ella pudiera verme desde dentro. El sexo, no el que me gusta, el que nos deja sin aliento, se hizo lentamente, era una necesidad para mí, sentir que ella estaba a mi lado, y que simplemente estaba ahí, para mí. La conexión entre nosotros me sobresaltó.Diana se durmió y la dejé en la cama, estaba agotada y yo no podía cerrar los ojos. Por mi culpa Aisha se iba a casar con un hombre al que no ama, le prometí que la ayudaría, pero acabé estropeándolo todo. Le envié un mensaje a ella, que no tardó en responderme; tampoco podía dormir.Me dirigí a la habitación de Aisha, y el abrazo entre los dos fue inevitable, la tenían encerrada, dos hombres estaban en su puerta, los hombres de Hassan y no mis guardias. No querían dejarme entrar, pero yo era el puto jeque y el palacio era mío, o me dejaban entrar o los echaría de mis tierras."He venido a pedirte perdón, Aisha", me estaba sincerand