26 CAPÍTULO

—Mi padre también lo fue, así que quise convertirme en alguien tan grandioso como él. Decidí ser arquitecto cuando creciera. Aunque no sabía que sería tan complicado, me he acostumbrado con el tiempo. Es algo que me apasiona —añade mientras me mira, y por alguna razón siento calor en mis mejillas.

Lentamente se acerca a mí y me besa en los labios. En ese momento, mi corazón comienza a latir rápidamente. El beso es tan suave y perfecto que siento como si tuviera alas en la espalda y pudiera volar. Zared me sujeta suavemente por las caderas y con la otra mano sostiene mi nuca, intensificando el beso. Nos falta el aire y finalmente nos separamos. Me siento confundida, pero no arrepentida.

—Necesito...

—Lo siento —me dice, pero puedo ver en sus ojos que no está arrepentido. Sonrío al escuchar sus palabras.

—No te preocupes. ¿Debería irme de tu despacho ahora, o quedarme a pedir una explicación por lo que acabas de hacer? —digo, sorprendiéndome de mi propia seguridad. Zared parece aturdi
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