Capítulo 47 –MiradasGinebra:¿Dejar todo solo por una petición mía? Era una completa locura, locura que jamás permitiría que hiciera. ¿Qué sucedería si lo nuestro no funcionaba? ¿Si tiraba todo por la borda solo por un momento de pasión que no nos llevaría a nada bueno? Él se lamentaría por dejar su sueño atrás solo por mí; y me odiaría. Sueño que aunque no admitiera abiertamente que tenía; había trabajado tanto que hubiese sido injusto de mi parte permitir algo como eso. Subiendo al taxi, lo observé por unos segundos en silencio, sintiendo como se partía mi alma, y mis ojos se cristalizaban; sí para verlo triunfar, tenía que renunciar a él, a estar a su lado, con gusto lo haría, una y mil veces. Emprendiendo mi viaje, sonreí en silencio con ironía por sus palabras ¿Apariencias? Jordán, tal vez tenía razón, tenía miedo, estaba aterrada, pero no del que dirán, sino de lo que me hacía sentir, de fracasar en el proceso, y ser decepcionada. Llegando a la empresa, regresé a mi oficina, y
Capítulo 48 —Gemelos Jordan:La tarde estaba avanzando rápidamente, y yo estaba absorto en los interminables correos electrónicos y documentos que necesitaban mi atención. Desde que asumí el cargo de CEO, mi oficina se había convertido en un centro de actividad constante. No obstante, me sentía más vivo que nunca, listo para enfrentar los desafíos que venían con la responsabilidad. De repente, un suave golpe en la puerta me sacó de mi concentración.—Adelante —dije, sin levantar la vista del informe que estaba leyendo. La puerta se abrió lentamente y, para mi sorpresa, vi a Frida, la madre de Ginebra, de pie en el umbral. Ella siempre había sido una mujer elegante y serena, con una gracia que me recordaba a su hija.—Hola, Jordan —saludó con una sonrisa cálida —Espero no interrumpir.—Frida, por favor, pasa. Es un placer verte —respondí, levantándome de mi silla y acercándome a ella para depositarle un beso en la mejilla. Frida entró en la oficina y me entregó una pequeña caja de ter
Capítulo 49 —La tortura. Jordan:Al entrar en la sala, vi a los que me esperaban; mi padre, Frida, Eli, Ginebra y Fernando. Su presencia me tomó por sorpresa. No era parte de la familia, y su inclusión en esta reunión íntima me molestó más de lo que quería admitir. Saludé a todos con una sonrisa, intentando ocultar mi incomodidad. Cuando llegué a Fernando, su expresión reflejaba una mezcla de cordialidad y sospecha.—Fernando, me alegra verte —dije, extendiendo la mano.Fernando la estrechó con firmeza e inclinándose ligeramente hacia mí, habló en voz baja.—Jordan, si te molesta mi presencia, puedo retirarme —dijo, sus ojos observando los míos, buscando una reacción.Sentí un nudo en el estómago, pero sabía que no podía dejar que se notara. Forcé una sonrisa y negué con la cabeza.—Por favor, Fernando, claro que no me molesta. Eres bienvenido aquí —mentí, con la esperanza de sonar convincente.Fernando mantuvo su mirada por un momento, luego sonrió y asintió.—Gracias, Jordan. Aprec
Capítulo 50—Un verdadero amorGinebra:Caminando despacio, escuché los pasos de Jordan a mis espaldas, dirigirse a la salida, y regresando al amplio comedor, liberé una bocanada de aire al ver cómo todos posaban su mirada en mí.—¿Jordan, dónde está?Colocándose de pie, quien preguntó primero fue Oliver, y sonriendo un tanto trastocada por nuestra conversación, solo moví mi cabeza en negación con una sonrisa forzada en mis labios.—Se ha ido. Al parecer él…Mi frase quedó inconclusa cuando colocándose de pie para seguirlo, Oliver pasó por mi lado, y extendiendo mi mano, sabiendo que terminarían discutiendo, lo detuve.—Oliver, déjalo, Jordan está sometido a demasiada presión en la empresa; sabes que llevarla a cuesta es mucha responsabilidad, debes entenderlo.Deteniendo su andar, Oliver dirigió su mirada a mi mano que aún reposaba sobre su brazo; la cual se veía llena de ira, y asintiendo aparentemente comprendiendo lo que decía, solo respondió.—No puedo hacerlo. Él todo el tiempo s
Capítulo 51 —FriendzoneGinebra:Descendiendo del auto, apenas este se detuvo a las afueras del desfile, coloqué mi mejor sonrisa tratando de lucir cómoda cuando no lo estaba, y siendo abordada por la prensa amarillista, tratamos de evadirla de cualquier manera—¿Señorita LeBlanc, el señor Robledo, es su nueva conquista?—¿Desde cuándo son novios?—¿Piensa usted, señor Robledo, dejar industrias Sinclair para trabajar junto a su novia?Ignorando todo esto, logramos ingresar al fin al lugar, y siendo recibidos por Oliver, quien fue el primero en acercarse, este agregó contento al ver que todo estaba saliendo según lo planeado.—Permítanme felicitarlos, han hecho un magnífico trabajo.Asintiendo tanto Robledo como yo, agradecimos el cumplido, y recorriendo el lugar con mi vista, contemplé la enorme pasarela en el centro, la cual se hallaba iluminada, y rodeada por una exquisita decoración que me encantó.—En vista de que no iniciaremos aún, vamos a nuestros lugares para esperar.Dirigién
Capítulo 52 —Otro Jordan Jordan:Al llegar al desfile, me aseguré de mantener la compostura, aunque mis ojos se dirigieron inmediatamente hacia Ginebra. Estaba conversando animadamente con Fernando, y en un par de ocasiones, él le corrió el cabello del rostro con una familiaridad que me hizo hervir la sangre. Me mantuve alejado durante todo el evento, observando desde la distancia mientras trataba de ignorar el creciente malestar en mi pecho. Ginebra esperaba que yo llegara con compañía, pero había decidido venir solo. No quería darle el placer de verme acompañado solo para aparentar. Al final del desfile, decidí que era el momento de enfrentarla. Me acerqué a ella y a Fernando, intentando mantener un tono casual.—Buenas noches, Fernando, Ginebra —dije, inclinando la cabeza ligeramente.Ambos me devolvieron el saludo. Fernando parecía relajado, mientras que Ginebra tenía una expresión imperturbable, casi desafiante—Jordan —me respondió él.—Ginebra, necesito hablar contigo —dije, s
Capítulo 53 —Sobre mi cama Jordan:Y allí estaba, nuevamente, en una habitación, con ella desnuda sobre la cama, a punto de hacerla mía una vez más. Su respiración era errática y no dejaba de mirarme. Sus labios entreabiertos me dejaban ver la punta de su lengua. Yo estaba excitado, como nunca en mi vida lo había estado. Sabía que tenía que mantener el control, pero estaba a punto de perderlo. Nada de esto fue planeado y yo, en casa, no tenía muchos juguetes con los que jugar, como me gustaba. Así que tendría que improvisar. Miré cómo su cuerpo temblaba y su respiración se agitaba.—Tranquila, mi amor, tú déjate llevar —le dije mientras le pasaba el dedo por sus labios — Ahora cierra los ojos y no los abras hasta que te diga.Llené un vaso con agua y le puse mucho hielo, como para que se enfriara lo suficiente. Me quité la ropa y me subí a la cama. Hice que abriera sus piernas y me arrodillé allí. Metí mis dedos en el agua helada y comencé a dejar caer gotas por su cuerpo. Era tal la
Capítulo 54 —Siempre hay un después Jordan: La he visto correrse varias veces ya, pero nunca lo hizo como esta vez, creo que me lucí. Pero esa mujer, ¡sí que lo disfrutó! Cuando su cuerpo al fin se calmó, separé mis labios de su intimidad y me dirigí hacia su boca para estamparle un beso, el cual fue correspondido. Al separarnos, ambos sonreímos. Le corrí con mi mano el cabello de su rostro, pues, lo tenía pegado a la cara, por la transpiración y liberé sus manos de la atadura. Le besé las muñecas, mientras nos mirábamos directamente a los ojos.—¿Te encuentras bien? —¡Mier*da, Jordan, me encuentro de maravilla!—Me pone muy feliz que lo hayas disfrutado.—Creo… —comenzó su discurso mientras se masajeaba las muñecas —que ya no puedo posponerlo más y tenemos que hablar.—Ahora no, necesito una ducha —me tiré de la cama y me metí en el baño.Había tenido el encuentro sex*ual más satisfactorio de mi vida y no lo iba a arruinar con una conversación profunda con Ginebra, así que ella t