Capítulo 42 —Sin decirle adiósJordan:Permanecí todo el día en mi casa, específicamente en mi habitación. No tenía ganas de hablar con nadie, mucho menos de enfrentarme al mundo. Estaba deprimido. Hacía muchos años que no tenía este sentimiento, pero ahí estaba, tirado en mi cama, sin ganas ni siquiera de ponerme de pie. Hasta que unos golpes en la puerta me distrajeron.—¿Quién es?—Soy yo, Jordan. ¿Puedo pasar?—Sí, papá, pasa.—Tenemos que hablar.—Otra vez. Ya te dije que me voy a mantener alejado de Ginebra. Por favor, déjame en paz —casi le grité y cubrí mi rostro con la almohada.—No se trata de eso, hijo. Por primera vez, confío en tu palabra.—¿Entonces qué es? —arrojé la almohada y me senté en la cama para escucharlo, pues me había intrigado.—No es necesario que me des los informes, ya me los dieron y todo ha salido espectacularmente bien desde que tú tomaste el mando. Eso me enorgullece, aunque no dejo de reconocer que me sorprende…—La verdad, padre, tu confianza en mí m
Capítulo 43 — ImbécilGinebra:Abriendo mis ojos pesarosos, apenas el sol apareció. Permanecí tirada sobre mi cama, observando el techo de mi habitación pensando; la difícil convivencia con Jordán continuaba, y lo peor de todo, era en la empresa, rodeada de personas que nos conocían a ambos. ¿Cómo mirarlo como si nada? Después de disfrutar un par de días como… si fuésemos novios, o al menos eso podría decir yo que parecíamos. Colocándome de pie después de escuchar al menos diez llamadas de Fiorella, las cuales no respondí, me preparé para ir a trabajar, y llegando a la enorme empresa, Marcela empezó a seguirme como era costumbre rumbo al elevador.—Señorita LeBlanc, me alegra que haya regresado… Durante su ausencia, el señor Robledo y Cándida afinaron los detalles que faltaban para el desfile, solo resta que usted; y el señor Sinclair, verifiquen todo.Centré mi mirada en ella una vez mencionó a Jordán, sintiendo cómo un vacío extraño se hacía en mi estómago. ¿Sería posible que por al
Capítulo 44 —Esa sonrisa baja bragas…Ginebra:—Buen día, señorita LeBlanc ¿En qué le puedo ayudar?Encontrándome casualmente a Aurora en la recepción del lugar, ella se acercó a mí luciendo una gran sonrisa, mientras que los demás a sus espaldas se movían de un lado a otro ocupados en sus labores.—Hola Aurora, que bueno verte. Vine a hablar con tu jefe.La amable chica asintió invitándome a seguir, y abordando el elevador las dos permanecimos en silencio, hasta que ella preguntó.—¿Fue extraño que él se viniera así nada más? Sin despedirse ¿Cierto?Palidecí por eso al igual que mis piernas temblaron levemente ¿Acaso ella sabía que Jordán y yo…? Aclaré mi garganta tratando de disimular que mis mejillas se tornaron carmesí, y arreglando mi traje, traté de seguir como si nada—No, es solo que me faltó afinar los detalles del desfile que será en un par de díasRespondí nerviosa, lo cual ella notó porque apenas las puertas abrieron, salió de primera sin mirar atrás. Para ese entonces ya
Capítulo 45 —Punto de quiebreJordan:Salí del edificio LeBlanc y me dirigí al coche, listo para enfrentar el día que tenía por delante. Mientras conducía hacia el edificio de la empresa, repasé mentalmente todo lo que había preparado para esta nueva etapa. Ajusté el nudo de mi corbata mientras salía del auto. Había sido un largo camino para llegar a este momento: asumir el puesto de CEO en la industria que mi padre había fundado desde cero. El edificio de cristal y acero se alzaba imponente ante mí, reflejando los primeros rayos del sol de la mañana. Respiré hondo, sintiendo una mezcla de nervios y determinación. Al cruzar las puertas de entrada, fui recibido por el amable saludo del guardia de seguridad, quien me dirigió una cálida sonrisa.—Buenos días, señor Sinclair. Bienvenido —dijo el guardia, abriendo la puerta con un gesto cortés.Asentí y avancé hacia el vestíbulo, donde varios empleados ya se encontraban en su rutina matutina. Las miradas se dirigieron hacia mí, algunas lle
Capítulo 46 —Lo dije en voz altaJordan: El sonido del despertador me sacó de un sueño ligero. Abrí los ojos y, por un momento, me quedé mirando el techo, recordando que hoy era el día en que asumiría, realmente, el puesto de CEO en la empresa de mi padre. Sentí una mezcla de emoción y nerviosismo mientras me levantaba de la cama. Me dirigí al baño para darme una ducha rápida. El agua caliente ayudó a despejar mi mente y a calmar mis nervios. Al salir, me vestí con cuidado, eligiendo un traje azul marino que sabía que proyectaba confianza y profesionalismo. Ajusté el nudo de mi corbata y me miré en el espejo, intentando ver en mi reflejo la determinación que sentía. Cuando bajé las escaleras, el olor a café y tostadas recién hechas me recibió. Entré a la cocina y vi a mi hermana, Eli, preparando el desayuno. Sonrió al verme, y su rostro irradiaba orgullo y gratitud.—Buenos días, hermano —dijo, sirviéndome una taza de café —Esperó que hayas dormido bien. Te preparé un desayuno especi
Capítulo 47 –MiradasGinebra:¿Dejar todo solo por una petición mía? Era una completa locura, locura que jamás permitiría que hiciera. ¿Qué sucedería si lo nuestro no funcionaba? ¿Si tiraba todo por la borda solo por un momento de pasión que no nos llevaría a nada bueno? Él se lamentaría por dejar su sueño atrás solo por mí; y me odiaría. Sueño que aunque no admitiera abiertamente que tenía; había trabajado tanto que hubiese sido injusto de mi parte permitir algo como eso. Subiendo al taxi, lo observé por unos segundos en silencio, sintiendo como se partía mi alma, y mis ojos se cristalizaban; sí para verlo triunfar, tenía que renunciar a él, a estar a su lado, con gusto lo haría, una y mil veces. Emprendiendo mi viaje, sonreí en silencio con ironía por sus palabras ¿Apariencias? Jordán, tal vez tenía razón, tenía miedo, estaba aterrada, pero no del que dirán, sino de lo que me hacía sentir, de fracasar en el proceso, y ser decepcionada. Llegando a la empresa, regresé a mi oficina, y
Capítulo 48 —Gemelos Jordan:La tarde estaba avanzando rápidamente, y yo estaba absorto en los interminables correos electrónicos y documentos que necesitaban mi atención. Desde que asumí el cargo de CEO, mi oficina se había convertido en un centro de actividad constante. No obstante, me sentía más vivo que nunca, listo para enfrentar los desafíos que venían con la responsabilidad. De repente, un suave golpe en la puerta me sacó de mi concentración.—Adelante —dije, sin levantar la vista del informe que estaba leyendo. La puerta se abrió lentamente y, para mi sorpresa, vi a Frida, la madre de Ginebra, de pie en el umbral. Ella siempre había sido una mujer elegante y serena, con una gracia que me recordaba a su hija.—Hola, Jordan —saludó con una sonrisa cálida —Espero no interrumpir.—Frida, por favor, pasa. Es un placer verte —respondí, levantándome de mi silla y acercándome a ella para depositarle un beso en la mejilla. Frida entró en la oficina y me entregó una pequeña caja de ter
Capítulo 49 —La tortura. Jordan:Al entrar en la sala, vi a los que me esperaban; mi padre, Frida, Eli, Ginebra y Fernando. Su presencia me tomó por sorpresa. No era parte de la familia, y su inclusión en esta reunión íntima me molestó más de lo que quería admitir. Saludé a todos con una sonrisa, intentando ocultar mi incomodidad. Cuando llegué a Fernando, su expresión reflejaba una mezcla de cordialidad y sospecha.—Fernando, me alegra verte —dije, extendiendo la mano.Fernando la estrechó con firmeza e inclinándose ligeramente hacia mí, habló en voz baja.—Jordan, si te molesta mi presencia, puedo retirarme —dijo, sus ojos observando los míos, buscando una reacción.Sentí un nudo en el estómago, pero sabía que no podía dejar que se notara. Forcé una sonrisa y negué con la cabeza.—Por favor, Fernando, claro que no me molesta. Eres bienvenido aquí —mentí, con la esperanza de sonar convincente.Fernando mantuvo su mirada por un momento, luego sonrió y asintió.—Gracias, Jordan. Aprec