Capítulo 37—Fuera del trabajoGinebra:—Puedes estar tranquilo papá, hicimos una presentación impecable, y ya llegamos a un acuerdo, solo resta firmar.Despidiéndome de Oliver tras saludarlo a media videoconferencia, pretendía regresar a mi habitación hasta que la conversación finalizaran, o al menos eso pensé hacer pero al mirar a mis espaldas, y ver a Jordán sin pantalones, cubriendo su desnudez solo con una sudadera, y un bóxer, una idea retorcida llegó a mí.Tenía que hacerle pagar una de las tantas que me hizo, y porque no, divertirme un poco con él; mordiendo mi dedo índice, me colé bajo la mesa, y empezando a besar sus muslos, sentí como se tensaba por la calidez de mi aliento.—Ah…Escuché un leve quejido cuando me acerqué a su entrepierna, así como también su respiración se hizo más errática, y despojándolo de la única prenda que no permitía tocarlo, empecé a recorrer su miembro con mi lengua desde la base a la punta, con tal lentitud que su piel se erizó.Sabía que estaba si
Capítulo 38 —El flautista de Hamely Jordan:Ese día no podía haber sido más ideal, ni más maravilloso, desde la fabulosa noche que pasé con ella; el dormir en sus brazos, luego la picardía que hizo debajo del escritorio, eso hizo estallar mi cabeza y todos mis sentidos. Pero luego logró sacarme del hotel, para ir de compras y recorrer eso que tanto les gusta a las mujeres, que son los centros comerciales. Por primera vez en mi vida, disfrute de ese paseo, obviamente se debía a la compañía. Se compró toda ropa informal, Ginebra siempre vestía muy elegante, pero la ocasión ameritaba la informalidad, después de todo estábamos en una especie de vacaciones. Me encantó poder caminar con ella de la mano, abrazarla, besarla, cuando se me diera la gana, sin estar escondiéndome, ni tener que robar sus besos.—Ven, caminemos por la orilla.Y jaló de mi mano, tratando de que la siguiera cuando encontró una bajada a la playa. Pero le dije que no, aun así insistió y me puso esa expresión en su ros
Capítulo 39 —DesconfianzaGinebra:Mi curiosidad no había menguado acerca del asunto de la madre de Jordán, a pesar de hacerle creer que sí, no me daría por vencida hasta conocer su versión de los hechos.Tras pasar un día muy entretenido, paseando a su lado en el centro comercial, comprando ropa tomados de la mano; salimos a recorrer las calles de la ciudad, y llegando hasta una de las bajadas que nos llevaba a la playa, una idea llegó a mí, ya que adoraba el mar. Por desgracia, apenas se lo dije, él se negó, y manteniéndose firme, no cedió hasta que casi le supliqué como una niña.—¿Por qué no te gusta el mar, Jordán? —Pregunté una vez caminamos un poco tras acceder, y tomando asiento en la arena, lo observé mientras me relataba al fin lo que sucedió aquel día, y porque la relación con su padre, no es la mejor —Jordán…Susurré sintiendo mi corazón estrujado al verlo triste, al punto de llorar de manera casi desconsolada, lo sucedido realmente le afectaba y recordarlo le causaba much
Capítulo 40 —Mil pedazosNarrador:Saliendo del hotel en el que se hospedaba con mil y una preguntas aturdiendo su mente, Ginebra empezó a caminar por las transitadas calles de la ciudad; en realidad, en ese momento, no sabía a donde ir, pero lo que sí tenía claro, era que necesitaba alejarse de Jordán por al menos unos segundos. Llegando al centro comercial, que era lo más cercano al hotel, observó todo con cierta nostalgia, recordando lo vivido el día anterior, y tomando lugar en uno de los bancos, se mantuvo en silencio pensando. ¿Qué había sucedido? El día anterior, ella y Jordán, disfrutaron como dos enamorados, olvidándose de todo, y todos; y ahora, la verdad la golpeaba directo en la cara. Bajando su vista una vez las lágrimas quisieron salir, se reprendió mentalmente al ser una estúpida, y conteniendo el aire solo se las tragó. Su peor temor era que Jordán, le fallara como lo había hecho Brian en el pasado, y era por esto que al ver el primer indicio de hacer lo mismo, prefiri
Capítulo 41 —TelarañaJordan:Nunca había hablado de la muerte de mi madre con nadie, ni siquiera con Patricio, al menos no con tanto detalle. No me había dado el tiempo de llorar; siempre pensé que tenía que mantenerme entero, sobre todo por mi hermana. Pero con Ginebra me abrí. No sé por qué lo hice, de pronto sentí la necesidad de hacerlo y que ella fuera tan receptiva y me consolara, realmente llenó mi alma. Por primera vez me sentí comprendido por alguien, por primera vez me sentí apoyado. Esa mujer estaba haciendo estragos en mi vida y yo solo quería dejarme llevar.—Buenos días, señor, ¿Le traigo el desayuno? ¿O está esperando a alguien?—Por ahora, solo tráeme un café, el resto del desayuno no, porque estoy esperando… —quedé un poco en blanco. ¿A quién estaba esperando?, ¿qué era Ginebra para mí? Y de pronto, las palabras brotaron de mi boca sin darme cuenta—a mi novia, que no debe tardar en bajar —se escuchó tan raro, pero a la vez también, esa frase saliendo de mis labios qu
Capítulo 42 —Sin decirle adiósJordan:Permanecí todo el día en mi casa, específicamente en mi habitación. No tenía ganas de hablar con nadie, mucho menos de enfrentarme al mundo. Estaba deprimido. Hacía muchos años que no tenía este sentimiento, pero ahí estaba, tirado en mi cama, sin ganas ni siquiera de ponerme de pie. Hasta que unos golpes en la puerta me distrajeron.—¿Quién es?—Soy yo, Jordan. ¿Puedo pasar?—Sí, papá, pasa.—Tenemos que hablar.—Otra vez. Ya te dije que me voy a mantener alejado de Ginebra. Por favor, déjame en paz —casi le grité y cubrí mi rostro con la almohada.—No se trata de eso, hijo. Por primera vez, confío en tu palabra.—¿Entonces qué es? —arrojé la almohada y me senté en la cama para escucharlo, pues me había intrigado.—No es necesario que me des los informes, ya me los dieron y todo ha salido espectacularmente bien desde que tú tomaste el mando. Eso me enorgullece, aunque no dejo de reconocer que me sorprende…—La verdad, padre, tu confianza en mí m
Capítulo 43 — ImbécilGinebra:Abriendo mis ojos pesarosos, apenas el sol apareció. Permanecí tirada sobre mi cama, observando el techo de mi habitación pensando; la difícil convivencia con Jordán continuaba, y lo peor de todo, era en la empresa, rodeada de personas que nos conocían a ambos. ¿Cómo mirarlo como si nada? Después de disfrutar un par de días como… si fuésemos novios, o al menos eso podría decir yo que parecíamos. Colocándome de pie después de escuchar al menos diez llamadas de Fiorella, las cuales no respondí, me preparé para ir a trabajar, y llegando a la enorme empresa, Marcela empezó a seguirme como era costumbre rumbo al elevador.—Señorita LeBlanc, me alegra que haya regresado… Durante su ausencia, el señor Robledo y Cándida afinaron los detalles que faltaban para el desfile, solo resta que usted; y el señor Sinclair, verifiquen todo.Centré mi mirada en ella una vez mencionó a Jordán, sintiendo cómo un vacío extraño se hacía en mi estómago. ¿Sería posible que por al
Capítulo 44 —Esa sonrisa baja bragas…Ginebra:—Buen día, señorita LeBlanc ¿En qué le puedo ayudar?Encontrándome casualmente a Aurora en la recepción del lugar, ella se acercó a mí luciendo una gran sonrisa, mientras que los demás a sus espaldas se movían de un lado a otro ocupados en sus labores.—Hola Aurora, que bueno verte. Vine a hablar con tu jefe.La amable chica asintió invitándome a seguir, y abordando el elevador las dos permanecimos en silencio, hasta que ella preguntó.—¿Fue extraño que él se viniera así nada más? Sin despedirse ¿Cierto?Palidecí por eso al igual que mis piernas temblaron levemente ¿Acaso ella sabía que Jordán y yo…? Aclaré mi garganta tratando de disimular que mis mejillas se tornaron carmesí, y arreglando mi traje, traté de seguir como si nada—No, es solo que me faltó afinar los detalles del desfile que será en un par de díasRespondí nerviosa, lo cual ella notó porque apenas las puertas abrieron, salió de primera sin mirar atrás. Para ese entonces ya