Capítulo 32 —La reina del baileNarrador:Ginebra le había pedido la ayuda a Jordan, para las negociaciones con los árabes, y él había hecho un excelente trabajo, más allá de dominar el idioma, con bastante fluidez, también era muy bueno cuando de negociaciones se trataba. Así que todo se dio con normalidad, ambas partes quedaron satisfechas y de encontrarse, en persona, en ese país, unos días más tarde.—¿En serio te vas a Dubái con Ginebra? —interrogó Patricio muy sorprendido—Sí, Patricio, tenemos que ir a cerrar unas negociaciones ¿Cuál es tu asombro?—¿Asombro? No, asombro ninguno, eres bueno para eso, solo digo que unos días solos, con la reina del baile, tu cabeza va a estallar.—No digas eso, Patricio, yo, cuando es necesario y quiero, puedo ser muy profesional,—Pues sí, te escuchas muy profesional, tanto que ni siquiera has mencionado, de que no te gusta ni un poquito, la idea de ir a Dubái. ¿Se lo has dicho?—Deja de estar tan interesado en mí y empieza a interesarte, por l
Capítulo 33 —Por fin en DubáiJordan:Ginebra había intentado hablar conmigo de lo sucedido la noche de la cena. Pero yo no quise hacerlo, no estaba preparado todavía, no sé para qué tenía que prepararme, pero todavía no lo estaba. Y pensé que no sería buena idea antes de nuestro viaje. Así que le dije que lo hablaríamos a la vuelta. Estuvo de acuerdo, creo que hasta aliviada, lo tenemos que hablar por obligación, pero ninguno de los dos quiere hacerlo en realidad. Esa noche estuvimos hasta tarde, en su oficina, retocando hasta el último detalle de la propuesta, para que fuera perfecta y lo era, imposible que la rechazaran. En eso, ella era muy meticulosa y era un placer ver su trabajo tan minucioso. Ahora solo nos restaba abordar ese avión y dirigirnos a nuestro destino. Ese día me levanté temprano, en realidad casi no dormí, no sé por qué estaba tan nervioso y no eran las negociaciones, creo que era el viajar con ella. Nuestro avión tenía que despegar a las 10 de la mañana, así que,
Capítulo 34 —CelebremosJordan:Y así venía, caminando peligrosamente hacia mí, no tengo muy en claro si ella sabía lo que me hacía sentir o no. Al llegar, simplemente se sentó en el taburete que estaba a mi lado y me sonrío.—Te ves especialmente hermosa esta noche—Muchas gracias —me agradeció algo incrédula—Es que, realmente, estás espectacular—Jordan, si sigues así, vas a avergonzarme—No, tú me avergüenzas, porque la gente me mira y dice “¿qué hace una mujer tan hermosa, con ese hombre tan horrible?”—Eres un tonto. Ya cállate, pídeme algo de beber—¿No quieres comer algo primero?—No, estoy bien—Insisto, deberíamos comer, no te cae bien la bebida con el estómago vacío —y le guiñé un ojo—No sé a qué te refieres —y su cara se puso roja hasta las orejas—Ya te lo explicaré, vayamos a cenarMe bajé del taburete y extendiéndole la mano, ella también lo hizo, la cogió y así nos dirigimos hasta el restaurante del propio hotel a cenar. Durante la cena, charlábamos de varias cosas, n
Capítulo 35 —¿Cómo te sientes?Ginebra:Me observaba una última vez en el espejo, antes de bajar a encontrarme con Jordán, para celebrar.La verdad, estaba completamente demente al vestir de esa manera, pero deseosa al ver la cara de mi hermanastro al descubrir que no traía nada de ropa interior bajo el revelador vestido, fue que sonreí.Agitando mi pie impaciente, cuando las puertas del elevador se abrieron, salí tratando de exudar sensualidad, y llegando al bar del hotel, apenas me quedé de pie en la entrada del lugar, contemplé mi objetivo en la barra, tomando un trago—Esto es una locura.Musité antes de llegar a su lado, notando como la mirada lujuriosa de Jordán se posaba en mí; la verdad sabía que estaba jugando con fuego, pero una parte de mi deseaba hacerlo, arder en llamas junto a él, aunque tal vez después me arrepintiera.Insistiendo en ir a comer antes de tomar licor, nos dirigimos al restaurante del lugar, y fascinada por lo caballeroso que se comportaba durante la cena,
Capítulo 36 —La video llamadaJordan: Por fin, la había metido nuevamente en mi cama, era algo que venía esperando desde nuestro primer encuentro. Pero esta vez era diferente; nos conocíamos. Algo raro en mí, porque normalmente evitaba acostarme con las mujeres que conocía, porque no quiero ningún tipo de apego emocional. Pero con ella lo necesitaba, necesitaba de su cuerpo, del sabor de su piel, de su aroma, ese que me volvía loco. Sentirla como se ponía cuando la tocaba, como se erizaba y su cuerpo temblaba, ante mi cercanía. Era una experiencia maravillosa y que adoraba. Pero también ella como persona, más que como mujer, me gustaba. Quería mostrarse al mundo, como una mujer fuerte, que no necesitaba de nadie y en el fondo, era una chiquilla desprovista de amor. Pensar en eso me enterneció, pero también me asustó. Sin embargo, sentirla anoche, tan desinhibida y, en ocasiones, tomando el control, hizo que mi libido se fuera a las nubes. En nuestro primer encuentro de esa noche, ca
Capítulo 37—Fuera del trabajoGinebra:—Puedes estar tranquilo papá, hicimos una presentación impecable, y ya llegamos a un acuerdo, solo resta firmar.Despidiéndome de Oliver tras saludarlo a media videoconferencia, pretendía regresar a mi habitación hasta que la conversación finalizaran, o al menos eso pensé hacer pero al mirar a mis espaldas, y ver a Jordán sin pantalones, cubriendo su desnudez solo con una sudadera, y un bóxer, una idea retorcida llegó a mí.Tenía que hacerle pagar una de las tantas que me hizo, y porque no, divertirme un poco con él; mordiendo mi dedo índice, me colé bajo la mesa, y empezando a besar sus muslos, sentí como se tensaba por la calidez de mi aliento.—Ah…Escuché un leve quejido cuando me acerqué a su entrepierna, así como también su respiración se hizo más errática, y despojándolo de la única prenda que no permitía tocarlo, empecé a recorrer su miembro con mi lengua desde la base a la punta, con tal lentitud que su piel se erizó.Sabía que estaba si
Capítulo 38 —El flautista de Hamely Jordan:Ese día no podía haber sido más ideal, ni más maravilloso, desde la fabulosa noche que pasé con ella; el dormir en sus brazos, luego la picardía que hizo debajo del escritorio, eso hizo estallar mi cabeza y todos mis sentidos. Pero luego logró sacarme del hotel, para ir de compras y recorrer eso que tanto les gusta a las mujeres, que son los centros comerciales. Por primera vez en mi vida, disfrute de ese paseo, obviamente se debía a la compañía. Se compró toda ropa informal, Ginebra siempre vestía muy elegante, pero la ocasión ameritaba la informalidad, después de todo estábamos en una especie de vacaciones. Me encantó poder caminar con ella de la mano, abrazarla, besarla, cuando se me diera la gana, sin estar escondiéndome, ni tener que robar sus besos.—Ven, caminemos por la orilla.Y jaló de mi mano, tratando de que la siguiera cuando encontró una bajada a la playa. Pero le dije que no, aun así insistió y me puso esa expresión en su ros
Capítulo 39 —DesconfianzaGinebra:Mi curiosidad no había menguado acerca del asunto de la madre de Jordán, a pesar de hacerle creer que sí, no me daría por vencida hasta conocer su versión de los hechos.Tras pasar un día muy entretenido, paseando a su lado en el centro comercial, comprando ropa tomados de la mano; salimos a recorrer las calles de la ciudad, y llegando hasta una de las bajadas que nos llevaba a la playa, una idea llegó a mí, ya que adoraba el mar. Por desgracia, apenas se lo dije, él se negó, y manteniéndose firme, no cedió hasta que casi le supliqué como una niña.—¿Por qué no te gusta el mar, Jordán? —Pregunté una vez caminamos un poco tras acceder, y tomando asiento en la arena, lo observé mientras me relataba al fin lo que sucedió aquel día, y porque la relación con su padre, no es la mejor —Jordán…Susurré sintiendo mi corazón estrujado al verlo triste, al punto de llorar de manera casi desconsolada, lo sucedido realmente le afectaba y recordarlo le causaba much