Dos semanas más tarde, Nicolás, había tomado una decisión importante sobre Estela García, no podía olvidar que era su amiga, antes de ser su compañera de trabajo, pero también era consciente de que no podría volver a confiar en ella. Fuera Amelia, o no la responsable, ella faltó a su ética profesional, a su palabra de protegerlo, esa promesa que se habían hecho hacía mucho tiempo atrás.
- Estela, necesito que vengas a la biblioteca un momento – Ella asintió, dejo la sala de controles y camino tras de Nicolás, admiro su porte, su belleza, no podía creer que estuviera casado con Amelia, esa maldita mujer no podía ser su esposa
- Siéntate – Nick, estaba serio, esto era difícil, pero él debía ser objetivo, Amelia Contreras, era su legitima esposa y la madre de su hijo, intentaría confiar en ella, y para
Amelia, no respondió el mensaje, sus pensamientos se llenaron de imágenes de Nick y ella juntos, sus orejas se pusieron rojas, lo que provoco las burlas, de Ramiro, Karla y Raquel, no les dio importancia, su mente estaba en otro lugar. Recordó que tendría que pasar al Centro Comercial, por ropa nueva, la que tenía estaba bien y todo, pero no se sentía a gusto con ella, la pretina de su pantalón marcaba la curva pequeña de su vientre bajo y no deseaba castigar a su bebe, así que arrastraría al causante al Centro Comercial, sonrió con picardía, Nicolás Arredondo, odiaba ir de compras. Aunque también debía admitir que el embarazo le había sentado bien después de las primeras semanas, sus caderas se habían ensanchado un poco, su trasero se había levantado y estaba más carnoso, había dicho Nick, se odio cuando los colores atacaron sus mejillas
Amelia, deseaba ir a casa, disfrutar de su marido y poder descansar un poco, pero necesitaba comprarse algo de ropa nuevamente, solo un par de cosas.- Tienes ropa suficiente, podemos ir a casa – Nick, le dijo tratando de que sus palabras no sonaran a regaño- Has visto ¿cómo crece mi barriga? – Dijo mirándolo con desespero – no pienso comprarme la tienda, solo dos o tres cosas, por favor – Nick, sonrió difícil sería decirle que no.- Eres un pervertido- ¡Perdón! – Nick, no sabía porque era atacado por su esposa- ¿Crees que no sé lo que estás pensando Nicolás Arredondo? – Ami dijo roja hasta las orejas- Cielos, ni siquiera he dicho pensando nada Ami – Nicolás temía volverse loco antes de que su hijo naciera- Te conozco- No voy a discutir contigo- Haces
Nicolás y Amelia, bajaron juntos al comedor, debieron demorar, porque eran los únicos que no habían desayunado.- Creo que dormimos un poco más de la cuenta – Amelia, rió bajo- Me temo que sí – Nicolás, le dio un beso en la frente, fue a la cocina por el desayuno para los dos, volvió, con fruta, huevos, tocino, pan tostado, juego de naranja y un café- Gracias Amelia, por estos tres meses de matrimonio, siendo sincero me has sorprendido y también has hecho que me enamore de ti – dijo con sinceridad- ¡Me haces feliz! – casi gritó, porque no quería llorar, que él admitiera estar enamorado cada vez más, le hacía sentir inmensamente feliz, había creído que su matrimonio sería un sin, sentido, donde el odio reinara, pero se había equivocado.- Gracias a ti, por estar a mi lado, p
Nicolás, suspiro frustrado, las cosas se le estaban escapando de las manos, pero no podían culparlo, el miedo a perderlas había sido demasiado grande y el terror se encerró en su corazón, había sido sólo un susto, pero era algo que no deseaba repetir, por nada de este mundo, él era consciente que al rechazarla le hacía daño, pero ¿Qué otra opción tenía? Quizá debía intentarlo, cada vez le era más y más difícil rechazarla, porque él también la estaba deseando.Después de una noche que pareció demasiada larga, Amelia, se sintió renovada, se vistió con un jeans azul de maternidad y una playera a rayas con un lindo bebe en el frente, acaricio su vientre hoy elegiría la habitación que ocuparía su hija, para decorarla, irían a elegir también los muebles, así que
Estela García, sonrió por fin había llegado el momento de vengarse de Amelia Contreras, la espera resulto ser larga, tan largo que por un momento quiso renunciar, pero el dinero que le ofrecían sufrientemente tentar si le sumaba su deseo de hacer pagar a Nicolás su desprecio, él debía amarla, en su lugar había elegido a la caprichosa e incorregible Amelia. La conversación que había escuchado era lo suficientemente comprometedor, sin mencionar su experiencia que tenía manipulado las cosas, su plan tendría el 99% de éxito, estaba segura, conocía muy bien a Nicolás Arredondo, era muy inteligente, pero demasiado temperamental eso le ayudaría a matar dos pájaros en una sola jugada.⧓⧓⧓Sus padres, habían llegado el día anterior, al parecer su visita a Europa, les había abierto muchas muertas, su próximo envió sería
Amelia, no podía creer, que Estela estuviese frente a ella, ¿Cómo había pasado el anillo de seguridad? ¿Importaba?, imaginaba que no, ¿Nick, la odiaba tanto para dejarla desprotegida? Amelia, apretó los dientes, con fuerza el dolor en su vientre iba en aumento podría jurar que eran cada vez mucho más fuertes que las anteriores.- Pobrecita niña, Nicolás, se ha cansado de ti, mira que largarse y dejarte sola, sin un sólo hombre para protegerte, ¿Qué fue lo que le hiciste? – Estela se burlaba de ella- Al parecer le importas una mierda, sabía que sería fácil ponerlo en tu contra, bastaron unir un par de mensajes para que el contexto fuera letal – sonrió de manera aterradora- Fuiste tú, ¿qué quieres de mi Estela?, nunca te hice daño, ¿quieres dinero? ¿Dime cuánto? &nda
El sudor corría por su rostro y cuerpo, los dolores eran cada vez más insoportables, Amelia, dudaba salir viva de esta situación, sobre todo porque su bebe apenas tenía siete meses, necesitaría una incubadora, no le importaba morir si a cambio su hija tuviera una oportunidad de sobrevivir, pero sus esperanzas se iban apagando igual que su vida.⧓⧓⧓Estamos cerca, el rastreador se detuvo desde hace más de media hora, no se ha movido del lugar, lo tenemos – Aguilar gritó, Nicolás, no era capaz de pensar en otro cosa que no fuese Amelia, era tan idiota, tan tonto, Estela se la había arrebato en las narices porque él se lo había permitido, si a Ami o a su hija le pasaba algo no podría vivir con la culpa, no podría siquiera poder imaginarse una vida sin ellas, tenía que perderla para saber cuan profundo era su amor.⧓⧓⧓El grito desgarrador de Amelia,
Amelia, llevaba un día entero dormida, no había movido un sólo musculo, lo que preocupaba a su familia, el médico había dicho que podía ser por la pérdida de sangre, había quedado débil a pesar de la transfusión, sólo restaba esperar a que despertara.- Creo que debemos decirle a Amelia, no podemos seguir ocultándole la verdad sobre nuestro matrimonio, sobre todo porque fue la razón de que este malentendido se diera – Angélica, no quería más mentiras- Debemos esperar, Amelia, ha sufrido demasiado en los últimos días, no podemos simplemente decirle que nos hemos casado – Hidalgo aún se rehusaba a decirle a Ami, sobre su matrimonio, amaba a Angélica, pero no quería perder a su hija, no sabía cómo se lo tomaría- Callar, no nos ha hecho ningún bien, Hidalgo, todo lo contrario, Est