Capítulo 0264
En ese momento, los guardaespaldas que sostenían a Luna la soltaron. Debido a que el señor Muñoz se había lanzado al canal, debían protegerlo a él. Los guardaespaldas corrieron hacia el borde del canal, y nadie más se ocupó de Luna.

Nadie notó que Luna, como un alma en pena, se acercaba al borde del canal, con sus hermosos ojos vacíos. Su mente parecía haber sido arrancada de su cuerpo.

En ese momento, Leandro ya había saltado al canal; agarró el brazo de Celia y la llevó a la superficie. Al verlos emerger, la gente que los rodeaba respiró aliviada.

—Afortunadamente, el señor Muñoz saltó a tiempo y salvó a la señorita Fernández.

—No mires el agua del canal, es muy profunda; rescatar a alguien requiere habilidad.

—Afortunadamente hoy no hay viento; el agua no corre deprisa, de lo contrario sería más difícil.

Mientras discutían este tema, parecía que el viento comenzó a soplar. El sol se ocultaba detrás de gruesas nubes, y el viento cortaba como un cuchillo, haciendo que las hojas de los
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