Capítulo1936
La expresión de Fernando se volvió un poco rígida. —No hay razón alguna para que pienses que te desprecio. Tanto tú como Alejandro son mis amados y nietos queridos. —Habló lentamente, con la voz ronca y pesada.

—Abuelo, solo estaba bromeando. Álvaro sonrió con gran ternura, sus ojos rebosaban de cariño. —Sé que nos amas inmensamente a mí y a Alejandro por igual.

Justo en ese momento, la puerta de una lujosa limusina se abrió lentamente frente a la entrada del hospital, revelando una figura elegante que descendía con gracia.

—Álvaro, hace un poco de frío, no debes exponerte al aire. Apenas se abrió la puerta del coche, una voz femenina muy suave y agradable resonó. Odalys bajó sus ojos con gracia, cubriendo delicadamente a Álvaro con una manta de plumas con cuidado, envolviendo sus rodillas.

Enrique miró a esta mujer hermosa y desconocida, frunciendo ligeramente el ceño. —¿Quién es ella?

—Ella es la señorita Odalys, mi asistente personal. Cuando estaba en los Estados Unidos, siempre est
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