Con una orden de Anselmo, los subordinados de los Centinelas del Crepúsculo, que originalmente tenían las manos en los bolsillos, sacaron repentinamente porras de sus mangas.

—¿Cómo se atreven a cometer violencia?

Eloy, bastante asustado hasta perder la compostura, balbuceó, incluso su tono de voz se descontroló por completo: —¿No saben cuál es la posición de nuestro grupo López en Valencia? En el territorio de Valencia, la familia Pérez ocupa el primer lugar, ¡nuestra familia ocupa el segundo! ¿Se atreven a tocarnos? ¿Están hartos de vivir?

—Jaja, la familia Pérez es la más rica, eso todos lo sabemos, pero nunca he oído hablar de la familia López.

Anselmo giró el cuello, estiró suavemente los músculos y, sin poder evitarlo, se rio con gran desprecio: —Pero ahora lo estamos viendo. Ustedes no tienen mucha fuerza. Fuera de Valencia, su familia ni siquiera es relevante.

Anselmo sonrió con sarcasmo, sus secuaces también rieron a grandes carcajadas, Javier también se rio a carcajadas.

Artu