Capítulo1675
A pocos pasos de distancia, las figuras equilibradas y destacadas de Diego y Teófilo se miraron intensamente.

La luz de la luna brillaba en el rostro claro de Teófilo, derramando una capa de luz suave y delicada que hacía imposible apartar la mirada.

—Diego—titubeó al abrir con ternura los labios.

Diego se acercó a él con pasos decididos, con ojos brillantes y una respiración ligeramente profunda y cálida.

—Diego, lo siento, todo es culpa mía por ser demasiado egoísta, querer estar contigo.

Al momento, el largo brazo de Diego rodeó su cintura por detrás, intensificando la presión repentinamente.

Los temblorosos labios de Teófilo fueron profundamente besados por él.

Después de un largo rato, se separaron; los labios de Teófilo estaban húmedos, y sus alargados ojos estaban nublados por la neblina del agua.

—Esta es la primera vez que tomas la iniciativa de besarme.

Su voz sonaba apagada y confusa, con un toque de suavidad que permitía que lo dominaran.

—Lo siento por hacerte esperar tant
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