Alejandro contuvo el impulso de rodar los ojos frenéticamente, apagó con rabia el teléfono y puso fin a la conversación.

En otra habitación.

Clara estaba sentada en la sala de estar, mirando una y otra vez esos comentarios negativos. Su noble corazón se sentía como si estuviera siendo cortado con cuchillos en mil pedazos, sus ojos estaban enrojecidos y apretaba fuertemente el teléfono, como si fuera su único apoyo.

Javier y Arturo estaban junto a ella, ambos se enfrentaban por primera vez a esta situación, también se sentían muy impotentes y afligidos.

—Clara, no te preocupes demasiado. Mi hermano mayor y Teófilo no son figuras del entretenimiento. Este tipo de atención en línea desaparecerá naturalmente después de un tiempo—suspiró Javier, sintiendo lástima por su hermano mayor.

—La atención puede desaparecer, pero la sombra que queda en el corazón de mi hermano mayor y Teófilo perdurará para siempre—la voz de Clara sonaba algo resignada y cargada gran de pesar.

Clara cerró los ojos,