Capítulo1137
Justo en ese momento, Julio rodeó su hombro, su gran palma caliente apretándolo suavemente. Aunque estaba en completo silencio, Luz podía escuchar claramente los latidos fuertes provenientes de su pecho. Sus ojos enrojecidos se llenaron de lágrimas, sabiendo que con él tenía un refugio seguro y un apoyo total para su alma.

—Señor Pérez, como el jefe de esta familia, ¿puedes controlar a estas mujeres de lengua afilada en tu casa? —Julio habló de repente con una voz muy fría, su mirada furiosa y penetrante, parecía querer perforar los órganos internos de Ema.

Todos: —¿Qué?!

¿Mujer de lengua afilada...? ¡Estúpida mujer! Si te cubres la cara, nunca adivinarías que estas palabras salieron de la boca de Julio, un magnate de primera categoría.

Ema estaba totalmente indignada y furiosa, su rostro enrojecido por la ira y la frustración.

Pero cuando sus ojos se encontraron con la mirada feroz de Julio, se encogió visiblemente.

Alejandro se quedó completamente atónito y no sabía en ese instante c
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