Capítulo 232
El coche de Daniela y Eustaquio quedó bloqueado a medio camino.

Un gran árbol había caído en medio de la carretera, impidiéndoles en ese momento el paso.

Si no hubiera sido por la vista aguda de Eustaquio, habrían chocado con él.

Eustaquio se bajó para evaluar la situación: —No hay manera alguna. El árbol es demasiado grande, definitivamente no podemos moverlo.

Daniela miró su teléfono, frunciendo muy seria el ceño.

No había ni una sola pizca de señal.

Con los dientes muy apretados, dijo: —¡Vamos a seguir mejor caminando!

No era que no quisiera volver, pero el camino de regreso estaba bloqueado por completo por una avalancha de rocas.

Si no hubiera sido por la suerte de haber pasado justo a tiempo, ambos habrían quedado sepultados bajo las feroces piedras.

El clima de hoy, con su intensa lluvia y viento, era extremadamente peligroso.

Daniela empezó a sentir una creciente y dolorosa culpa.

Su terquedad había llevado a Eustaquio a esta situación de peligro en la montaña. Quedarse allí en
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