Capítulo 238
Al día siguiente, cuando Daniela se despertó, el cielo seguía aún nublado afuera.

Se quedó un rato acurrucada en la cama y, al destaparse, sintió un fuerte escalofrío.

El clima estaba cada vez más frío.

Nebula ya estaba en pleno otoño y pronto llegaría el intenso invierno.

Se puso una chaqueta extra antes de abrir la puerta y salir.

En la sala, Sebastián estaba muy tranquilo leyendo un documento.

Daniela no reaccionó de inmediato a lo que él estaba mirando. Hasta que Sebastián levantó un poco el papel: —¿Esto es lo que fuiste a hacer ayer?

Ella reaccionó de golpe y se apresuró a recoger en ese momento los documentos: —¿Quién te dio permiso para tocar mis cosas?

Sebastián la dejó llevárselos, de todos modos, ya había leído todo lo que necesitaba.

—¿Él es tu hermano?

El rostro de Daniela se ensombreció por completo, afirmando ligeramente.

Sebastián se sintió algo abatido: —Nunca mencionaste que tenías un hermano.

Daniela bajó al instante la mirada.

¿Qué diferencia haría mencionarlo?

Ella
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