En mi primera ocasión de invitar a Manuel, fue precisamente aquí, en este tipo de lugar. Sentía cierta incomodidad, pero no podría afrontar los costos de esos hoteles de lujo. —Lo siento mucho por tenerte que invitar a comer en este lugar.Miré a Manuel, sintiéndome incómodo, y me disculpé tímidamente.—No te preocupes, creo que este lugar está bien. Cuando estaba en la universidad, solía salir a comer a puestos callejeros con mis compañeros de cuarto. Comer en esos lugares tiene su encanto.Manuel sonrió amablemente, sin mostrar ningún atisbo de desdén o incomodidad por el hecho de que lo hubiera invitado a reunirnos en ese humilde lugar. Su expresión cálida y comprensiva me tranquilizó, disipando cualquier preocupación que pudiera haber tenido sobre si él juzgaría mal mis modestas circunstancias.Aunque no tenía forma de saber con certeza lo que pasaba por su mente, pude percibir una actitud de genuina apertura y aceptación de su parte. A pesar de que nuestra relación no era particu
—Está bien, si te gusta, la próxima vez volveremos.— Vi la sonrisa en el rostro de Gala y realmente sentí que valía la pena gastar este dinero.—Señor Díaz, ¿por qué no estás comiendo? ¿Acaso no te gusta?— Gala miró a Manuel, frunciendo el ceño con cierta confusión al ver que apenas probaba la comida. Esta pregunta también era lo que quería preguntar, pero me daba vergüenza decirlo.—No, no tengo mucha hambre. Si te gusta tanto, come un poco más.— En cualquier momento, Manuel siempre mantenía una sonrisa suave en su rostro.—Si no te gusta, la próxima vez te invitaré a otro lugar.— Después de un día de trabajo, la noche solía ser el momento en que más hambre tenía. Que Manuel dijera que no tenía hambre claramente era una excusa. Supuse que él debía ser como yo y no disfrutar mucho de los mariscos.Si no fuera por mi promesa anterior a Gala, nunca lo habría invitado a comer a un lugar como este.—La próxima vez te invitaré yo. No puedo dejarte siempre que pagues.— Manuel no se negó, per
En sus ojos, Manuel era un hombre verdaderamente perfecto, muy adecuado para mí. Sé que Gala espera que encuentre la felicidad pronto, sé que ella está pensando en mí, solo que entre Manuel y yo parece que falta algo...—Está bien, he captado a la perfección lo que intentas decirme. En este momento me encuentro muchísimo más desesperada que tú por contraer nupcias, date cuenta de que ya no soy precisamente una jovencita, he alcanzado una edad que dista de ser temprana y si no me caso pronto, terminaré convirtiéndome en una solterona empedernida.Exhalé un suspiro cargado de resignación, sin deseos de continuar abordando ese tema espinoso. Yo misma soy plenamente consciente de que mi juventud ha quedado atrás y de que si no logro casarme pronto, inexorablemente terminaré siendo una mujer soltera añeja.Al escucharme expresarme de esa manera, Gala prosiguió comiendo en silencio, sin articular palabra alguna adicional, y fue precisamente en ese instante cuando Manuel se aproximó a nosotra
Manuel ya había partido en su automóvil. Gala, al observar que transcurría un lapso de tiempo considerable y yo aún permanecía ensimismada, sin reaccionar, procedió a tomarme directamente del brazo y a pronunciar aquella frase en tono zumbón.Fue entonces que salí de mi trance y la fulminé con una mirada fulminante, sin saber qué decir, pues no podía confesarle que no experimenté absolutamente ninguna sensación ante la muestra de intimidad por parte de Manuel, que incluso me produjo cierto rechazo interno.En la actualidad, Gala alberga un anhelo tan ferviente de que Manuel y yo consolidemos una relación, que si le revelara mis verdaderos sentimientos, indudablemente no se libraría de intentar “hacerme entrar en razón”, por lo que opté por guardar silencio.—Jazmín, cuando Manuel te besó, pude percibir que incluso se ruborizó. ¡Es realmente sorprendente que un hombre maduro sea más tímido que tú!Mi mutismo no representó un impedimento para que Gala se abstuviera de continuar inmiscuyé
Al acercarme, advertí que aquella mujer lucía un atuendo sumamente provocativo y sensual. Su edad rondaría los treinta y tantos años, claramente no de la misma generación que Damián. No obstante, a juzgar por su vestimenta, parecía ser una dama acaudalada.—¿Por qué habría de temer? Tú eres mi novia, es natural que te bese. No hay motivo para avergonzarse de que otros nos vean.Tras pronunciar esas palabras, Damián intentó besar nuevamente a la mujer, exhibiendo una sonrisa lasciva en su rostro.—¡Qué desagradable!La mujer fingía resistirse, si bien verbalmente expresaba negativa, al mismo tiempo ofrecía sus labios carmesí incitándolo a besarla.Gala presenció la interacción entre ambos, reflejando un gesto de profundo dolor en sus bellos ojos. Apenas separada de Damián, tener que presenciar aquella escena de intimidad debía resultarle sumamente lacerante.—Gala, ¿has terminado ya? Si es así, marchémonos.Comprendía que ver a Damián con otra mujer en ese momento debía estar hiriéndola
Normalmente no suelo proferir palabras malsonantes, incluso cuando Gaspar me traicionó, jamás experimenté una ira tan profunda como la actual. Después de todo, aquel patán de Gaspar nunca llegó a tal nivel de descaro y desfachatez como para buscar confrontaciones deliberadamente.—Damián, ¿quién es esta mujer que habla con tanta desvergüenza?Justo cuando estaba a punto de estallar en un torrente de improperios, la mujer sensual que acompañaba a Damián se aproximó contoneando las caderas, observándome con manifiesta hostilidad.—Es una amiga de mi ex novia, una verdadera furcia. No le hagas caso.Damián me dirigió una mirada cargada de desdén.¿Que me llamara furcia? Este patán realmente no tiene reparos en proferir cualquier insulto.—Incluso si fuera una furcia, seguiría siendo muy superior a un patán como tú, que juega a dos bandas. Y encima, te consigues a una anciana. ¡Damián, tu gusto deja mucho que desear!Eché un vistazo a la mujer que Damián mantenía abrazada. A pesar de su at
Damián se quedó aturdido por la bofetada que Gala le propinó. Transcurrió un largo rato antes de que reaccionara. Cuando finalmente posó su mirada nuevamente en Gala, sus ojos ardían en furia contenida.Mientras salían, Gala siempre fue sumisa y complaciente con Damián, nunca le había faltado al respeto, y mucho menos golpeado. Probablemente nunca imaginó que ella se atrevería a agredirlo físicamente, por lo que le resultaba difícil asimilarlo.—¿Cómo te atreves a golpearme, Gala?Damián la encaró con un semblante sombrío y hostil. Este hombre parecía capaz de propinarle violencia física a una mujer.—¡Te golpeé a ti, maldito infeliz! ¡Me engañaste y traicionaste mis sentimientos! ¡Solo te di un golpe leve, ahora mismo desearía poder matarte!Gala perdió el control de sus emociones y vociferó furiosa contra Damián.Al terminar esa frase, las lágrimas que había contenido brotaron finalmente de sus ojos. Estaba sumida en un profundo dolor. No intenté consolarla, pues sabía que en ese mom
—Solo digo la verdad. Ah, por cierto, ¿no ibas a llamar a la policía? ¿Por qué ahora no te atreves?Gala nunca ha temido enfrentar amenazas, ya sean de hombres o mujeres. Ella las desafía sin miramientos.Además, si llamaban a la policía, la primera en agredirnos fue esa mujer al arrojarme agua. Incluso si vamos a la comisaría, tendremos la razón de nuestro lado, por lo que denunciarlas nos beneficiaría.—¡Entonces llamaré ahora mismo!Al ver la tenacidad de Gala, esa mujer sacó su teléfono móvil y realizó la llamada.Tras decir algo sobre que la habíamos golpeado, colgó luciendo un gesto de satisfacción mientras nos observaba.—¡Ya verán cuando llegue la policía si siguen tan desafiantes!La expresión arrogante de esa mujer denotaba una malicia absoluta al mirarnos a Gala y a mí.Fruncí el ceño, sin deseos de prestarle más atención. Esta mujer realmente es insolente. De no ser porque aparenta tener dinero, dudo que ese patán de Damián, por muy mal gusto que tenga, se hubiera involucra