Manuel ya había partido en su automóvil. Gala, al observar que transcurría un lapso de tiempo considerable y yo aún permanecía ensimismada, sin reaccionar, procedió a tomarme directamente del brazo y a pronunciar aquella frase en tono zumbón.Fue entonces que salí de mi trance y la fulminé con una mirada fulminante, sin saber qué decir, pues no podía confesarle que no experimenté absolutamente ninguna sensación ante la muestra de intimidad por parte de Manuel, que incluso me produjo cierto rechazo interno.En la actualidad, Gala alberga un anhelo tan ferviente de que Manuel y yo consolidemos una relación, que si le revelara mis verdaderos sentimientos, indudablemente no se libraría de intentar “hacerme entrar en razón”, por lo que opté por guardar silencio.—Jazmín, cuando Manuel te besó, pude percibir que incluso se ruborizó. ¡Es realmente sorprendente que un hombre maduro sea más tímido que tú!Mi mutismo no representó un impedimento para que Gala se abstuviera de continuar inmiscuyé
Al acercarme, advertí que aquella mujer lucía un atuendo sumamente provocativo y sensual. Su edad rondaría los treinta y tantos años, claramente no de la misma generación que Damián. No obstante, a juzgar por su vestimenta, parecía ser una dama acaudalada.—¿Por qué habría de temer? Tú eres mi novia, es natural que te bese. No hay motivo para avergonzarse de que otros nos vean.Tras pronunciar esas palabras, Damián intentó besar nuevamente a la mujer, exhibiendo una sonrisa lasciva en su rostro.—¡Qué desagradable!La mujer fingía resistirse, si bien verbalmente expresaba negativa, al mismo tiempo ofrecía sus labios carmesí incitándolo a besarla.Gala presenció la interacción entre ambos, reflejando un gesto de profundo dolor en sus bellos ojos. Apenas separada de Damián, tener que presenciar aquella escena de intimidad debía resultarle sumamente lacerante.—Gala, ¿has terminado ya? Si es así, marchémonos.Comprendía que ver a Damián con otra mujer en ese momento debía estar hiriéndola
Normalmente no suelo proferir palabras malsonantes, incluso cuando Gaspar me traicionó, jamás experimenté una ira tan profunda como la actual. Después de todo, aquel patán de Gaspar nunca llegó a tal nivel de descaro y desfachatez como para buscar confrontaciones deliberadamente.—Damián, ¿quién es esta mujer que habla con tanta desvergüenza?Justo cuando estaba a punto de estallar en un torrente de improperios, la mujer sensual que acompañaba a Damián se aproximó contoneando las caderas, observándome con manifiesta hostilidad.—Es una amiga de mi ex novia, una verdadera furcia. No le hagas caso.Damián me dirigió una mirada cargada de desdén.¿Que me llamara furcia? Este patán realmente no tiene reparos en proferir cualquier insulto.—Incluso si fuera una furcia, seguiría siendo muy superior a un patán como tú, que juega a dos bandas. Y encima, te consigues a una anciana. ¡Damián, tu gusto deja mucho que desear!Eché un vistazo a la mujer que Damián mantenía abrazada. A pesar de su at
Damián se quedó aturdido por la bofetada que Gala le propinó. Transcurrió un largo rato antes de que reaccionara. Cuando finalmente posó su mirada nuevamente en Gala, sus ojos ardían en furia contenida.Mientras salían, Gala siempre fue sumisa y complaciente con Damián, nunca le había faltado al respeto, y mucho menos golpeado. Probablemente nunca imaginó que ella se atrevería a agredirlo físicamente, por lo que le resultaba difícil asimilarlo.—¿Cómo te atreves a golpearme, Gala?Damián la encaró con un semblante sombrío y hostil. Este hombre parecía capaz de propinarle violencia física a una mujer.—¡Te golpeé a ti, maldito infeliz! ¡Me engañaste y traicionaste mis sentimientos! ¡Solo te di un golpe leve, ahora mismo desearía poder matarte!Gala perdió el control de sus emociones y vociferó furiosa contra Damián.Al terminar esa frase, las lágrimas que había contenido brotaron finalmente de sus ojos. Estaba sumida en un profundo dolor. No intenté consolarla, pues sabía que en ese mom
—Solo digo la verdad. Ah, por cierto, ¿no ibas a llamar a la policía? ¿Por qué ahora no te atreves?Gala nunca ha temido enfrentar amenazas, ya sean de hombres o mujeres. Ella las desafía sin miramientos.Además, si llamaban a la policía, la primera en agredirnos fue esa mujer al arrojarme agua. Incluso si vamos a la comisaría, tendremos la razón de nuestro lado, por lo que denunciarlas nos beneficiaría.—¡Entonces llamaré ahora mismo!Al ver la tenacidad de Gala, esa mujer sacó su teléfono móvil y realizó la llamada.Tras decir algo sobre que la habíamos golpeado, colgó luciendo un gesto de satisfacción mientras nos observaba.—¡Ya verán cuando llegue la policía si siguen tan desafiantes!La expresión arrogante de esa mujer denotaba una malicia absoluta al mirarnos a Gala y a mí.Fruncí el ceño, sin deseos de prestarle más atención. Esta mujer realmente es insolente. De no ser porque aparenta tener dinero, dudo que ese patán de Damián, por muy mal gusto que tenga, se hubiera involucra
Gala siempre ha sido una persona de naturaleza optimista, a diferencia mía que tiendo a angustiarme y preocuparme en exceso con mayor facilidad.—Fue esa mujer quien inició la agresión física, ella es la responsable de la falta cometida. No tenemos motivos para albergar temor alguno.—Espero que solo sean ideas infundadas mías y me esté dejando llevar por imaginaciones sin sustento.Fruncí levemente el ceño, intentando convencerme a mí misma de que probablemente estaba exagerando las cosas y creando escenarios catastróficos en mi mente. La comisaría de policía es un recinto que, por definición, debe impartir justicia de manera imparcial y objetiva.No transcurrió un lapso de tiempo demasiado prolongado antes de que los cuatro abordáramos las unidades policiales con destino a la comisaría. A Gala y a mí nos condujeron hacia una sala de interrogatorios, mientras que a Damián y a aquella mujer los llevaron a un área diferente.Tomamos asiento en las sillas de la sala de interrogatorios mi
—¿Legítima defensa? Es evidente que ustedes dos tenían la intención premeditada de causar daño. Ahora aún no lo admiten, ¿acaso quieren que se les agregue otro cargo más?—manifestó con dureza el oficial de policía que nos instó a firmar. Tras escuchar mis palabras, también se enfureció y su mirada hacia mí se tornó gélida e intimidante. —No cometimos ningún acto ilícito. Ustedes ya nos han inculpado sin haber llevado a cabo una investigación exhaustiva y rigurosa. ¿Con qué derecho proceden de esta manera tan arbitraria?—refutó Gala, comprendiendo cabalmente el sentido de mis palabras, mientras sus ojos reflejaban una mirada cargada de indignación dirigida hacia aquel oficial policial.—Si ustedes se rehúsan a admitir su culpabilidad, disponemos de numerosos métodos para obligarlos a confesar. ¿Acaso desean experimentar un poco de sufrimiento?—profirió el policía en tono amenazante al percatarse de que no lograba amedrentarnos.—¡Esto es una comisaría de policía! ¿Acaso esta es la form
Al evocar la mirada arrogante y satisfecha que aquella mujer exhibió al abordar la patrulla policial, me invadió un profundo sentimiento de remordimiento y pesar. ¿Por qué permitimos que presentara la denuncia en nuestra contra? De no haberlo consentido, quizás en estos momentos no nos encontraríamos en una situación tan adversa y desfavorable para nosotros.—Jazmín, ¿qué procederemos a hacer ahora? ¡De ninguna manera podemos aceptar la imputación de estos cargos delictivos!—inquirió Gala con evidente angustia, frunciendo su ceño en señal de preocupación.—Lamentablemente, tampoco tengo la más remota idea de qué acciones tomar. Nos han privado de nuestros teléfonos móviles. Si aún los tuviéramos en nuestro poder, quizás podríamos comunicarnos con Manuel y solicitarle su asesoría legal, ya que él ejerce la profesión de abogado. Pero en las circunstancias actuales, sin nuestros dispositivos, nos resulta imposible establecer contacto con alguien fuera de estas instalaciones. Y aquí dentro