Capítulo238
Miré a mi madre con tristeza, mis ojos suplicantes buscando en los suyos algún atisbo de comprensión. Esperaba que pudiera entenderme aunque fuera un poco, que viera más allá de su enojo y no me echara toda la culpa de lo sucedido. El nudo en mi garganta se apretaba con cada segundo que pasaba bajo su mirada acusadora.

—Trabajas en la ciudad y dices que no tienes dinero, ¿quién te va a creer? —espetó mi madre, su voz cargada de incredulidad y reproche—. Tu salario mensual no es poco, 30,000 es solo tu salario de un año. Has trabajado tantos años, no me creo que no tengas ese dinero. ¡Creo que simplemente no quieres ayudar a tu hermano!

Sus palabras me golpearon como bofetadas, cada una más dolorosa que la anterior. Intenté explicarle mi situación financiera, los gastos, las deudas, pero todo parecía caer en oídos sordos. Sin importar cómo lo explicara o cuánto detallara mis circunstancias, mi madre pensaba que solo eran excusas, palabras vacías para evadir mi responsabilidad. En su men
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