Tal como lo imaginaba, el viaje de compras es un desastre. 

Ambos terminaron llevándose muy bien, lo que normalmente me haría feliz, pero deciden que es una gran idea unirse a mí. Solo llevamos veinte minutos en el centro comercial y ya me he probado demasiados conjuntos de ropa como para llevar la cuenta. Esto es pura tortura.

Con cada atuendo que me pruebo, los dos deciden dar su granito de arena al respecto. Me gusta mucho la ropa que eligen, pero odio tener que probármelas todas. Le quita la diversión cuando tengo que seguir poniéndome y quitándome cosas. Estaba exhausta antes de llegar aquí, pero ahora sé que me estrellaré en mi cama tan pronto como llegue a casa.

Todo el tiempo que me estoy probando ropa, estoy sumando secretamente el costo en mi cabeza. El gasto aumenta y me preocupa cómo se supone que debo pagar por toda esta ropa que siguen eligiendo para mí. Casandra cuenta con buenos ingresos y Aker es parte de una manada muy bien acomodada, n