NinaNo tardé en darme cuenta de adónde nos llevaba Enzo: a la ciudad y a la cafetería, el lugar de muchas citas por la noche."Debí suponerlo", murmuré con una sonrisa a medias mientras nos deslizábamos en nuestro asiento regular."Ha pasado un tiempo", dijo Enzo, sus ojos escaneando el menú. "Y te
Nina Finalmente rompimos la tensión dando un sorbo a nuestros batidos y comiendo las papas fritas. De algún modo, el acto de comer parecía un acuerdo tácito para llegar a una tregua, al menos temporal. "Sabes, estoy de acuerdo con tus estipulaciones", dijo Enzo, llamando mi atención a través de la
Nina La mano de Enzo agarró el pomo de la puerta y, con un suspiro resignado, la abrió. Allí estaba nada menos que Luke, con una expresión de urgencia e incomodidad, como si él también deseara estar en cualquier parte menos aquí. La energía emocional e íntima entre Enzo y yo se desvaneció al insta
NinaLa luz de la mañana se filtraba por las enormes ventanas de nuestro dormitorio, proyectando un resplandor dorado por la habitación. Normalmente era un espectáculo que esperaba con impaciencia cada mañana, pero hoy me resultaba difícil de apreciar.El sueño se me había escapado después de la noc
NinaEnzo me miró incrédulo durante unos momentos, con los ojos muy abiertos."¿Qué?", pregunté, levantándome. "¿Por qué me miras así?".Enzo se encogió de hombros, pasándose de nuevo la mano por el pelo de una forma que yo conocía muy bien como su forma de pensar. "No lo sé. Es que... ¿De verdad qu
NinaEl avión aterrizó en la pista con un empujón y dejé escapar un suspiro inaudible de alivio. Normalmente no me molestaba volar, pero este viaje estaba particularmente lleno de turbulencias. Sin embargo, ahora que estábamos de nuevo en tierra firme, sentí que por fin podía relajarme."Lo logramos
Decidí apartar ese pensamiento por el momento, negándome a dejar que echara raíces. En lugar de eso, me centré en el aquí y ahora, en el hombre que caminaba a mi lado, en la vida que estábamos construyendo juntos."No puedo esperar a conocer a nuestro bebé", dijo Enzo en voz baja, como si de alguna
Nina"Encantada de conocerte", dijo Mila, extendiendo su mano bien cuidada.Sonreí, extendí la mano y la agarré. Su apretón era ligero, casi demasiado ligero, y sus dedos se sentían delicados y frágiles cuando me estrechó la mano."Encantada de conocerte a ti también, Mila", dije, tomando nota menta