Decidí apartar ese pensamiento por el momento, negándome a dejar que echara raíces. En lugar de eso, me centré en el aquí y ahora, en el hombre que caminaba a mi lado, en la vida que estábamos construyendo juntos."No puedo esperar a conocer a nuestro bebé", dijo Enzo en voz baja, como si de alguna
Nina"Encantada de conocerte", dijo Mila, extendiendo su mano bien cuidada.Sonreí, extendí la mano y la agarré. Su apretón era ligero, casi demasiado ligero, y sus dedos se sentían delicados y frágiles cuando me estrechó la mano."Encantada de conocerte a ti también, Mila", dije, tomando nota menta
"Sí, lo soy", dije, intentando mantener un tono tranquilo. "Llevo algo más de un año trabajando con su equipo".Mila asintió. "Interesante. ¿Y estudiaste medicina?". Se cruzó de brazos, con una pequeña sonrisa en los labios."Todavía no", dije moviendo la cabeza, "pero he tenido mucha experiencia pr
NinaEnzo y yo subimos al coche de alquiler y nos dirigimos al restaurante. Mientras Enzo conducía, no apartaba los ojos de la carretera, pero parecía que su atención estaba en otra parte. El equipo, tal vez."Entonces", empecé, queriendo llenar el silencio, "Mila parece... interesante".Se rio entr
"Espero que todos conozcan a Nina esta noche. Se va a quedar aquí en la ciudad esta semana mientras yo trabajo con ustedes", dijo Enzo, dándome un tierno apretón en la mano por debajo de la mesa.Las conversaciones surgieron de inmediato, la mesa estalló en una cacofonía de conversaciones. Alguien h
Nina"¿Y bien?", preguntó Mila, como si de algún modo percibiera mi inquietud. "¿Cómo se conocieron Enzo y tú?".¿Por dónde empezar? Enzo y yo nos conocimos en el bar la noche en que mi ex novio me engañó, tuvimos una aventura de una noche y luego pasamos los meses siguientes no solo suspirando el u
NinaEntramos en la habitación del hotel, con la tensión de la cena aún palpable, pero no expresada. Enzo dejó la chaqueta y se volteó para mirarme. Al instante, supe que algo iba mal."¿Por qué fuiste tan imprecisa sobre cómo nos conocimos, Nina? Parecía que no querías hablar de eso", dijo, con voz
NinaMe desperté con la aguda punzada de las náuseas golpeándome como un tren de carga. Mi estómago era un remolino de malestar que hacía insoportable la mera idea de desayunar. Enzo, acostado a mi lado, parecía percibir mi malestar antes incluso de que yo lo expresara, con los ojos nublados por la