NinaUn ultimátum. La palabra flotaba en el aire entre nosotros, como una nube de tormenta que amenazaba con estallar. Sentí que se me abrían los ojos y se me aceleraba el pulso. ¿Un ultimátum? ¿De Enzo, de todas las personas?"¿P-Por qué?". La palabra salió de mi boca antes de que pudiera formular
EnzoEl peso del ultimátum de ayer era una piedra en mis entrañas mientras caminaba hacia los túneles.Seguía viendo la cara de Nina, esa mirada de conmoción y traición, como si hubiera arrancado el suelo de debajo de ella. No quería hacerlo. Dios, me odiaba por eso, pero era un muro que no podía tr
"¡Enzo, para!". La voz de Matt atravesó mi neblina roja y me devolvió a la realidad.Me giré y me encontré con los ojos de Matt, y la gravedad de lo que estaba a punto de hacer me golpeó de golpe. Mi mano se aflojó y respiré entrecortadamente. Me apartó y me agarró firmemente del brazo.Volví a mira
NinaEl dolor del ultimátum de Enzo era como un nudo en mi estómago, que se hacía más fuerte cada vez que recordaba nuestra última conversación. Era como si se hubiera abierto entre nosotros un abismo que ninguno de los dos sabía cómo salvar. Habíamos pasado la noche en lados opuestos de la cama, ca
Quizá tenían razón. Quizá Enzo tenía razón. Pero aún no podía estar satisfecha, sobre todo después de cómo se fue esta mañana. Se fue, diciéndome que se dirigía al campus, sin siquiera darme un beso. La puerta se había cerrado de golpe a su paso, y yo me sentía aún más enfadada que antes."Creo que
NinaCuando entré en el campus, el aire era fresco y puro; el perfecto atardecer de principios de verano. La mayoría de los estudiantes ya se habían marchado, salvo los pocos que se quedaban durante la temporada baja, lo que dejaba el campus vacío y tranquilo. Pero no me importaba. A veces era agrad
NinaEl aire fresco y la tranquilidad del campus siempre me habían reconfortado. Pero ni siquiera la fresca brisa de la tarde podía aliviar la pesadez que me invadía mientras huía del estadio de hockey.Ni siquiera estaba segura de por qué corría, pero sabía que tenía que hacerlo. Mis pies me llevar
NinaNo tardé en darme cuenta de adónde nos llevaba Enzo: a la ciudad y a la cafetería, el lugar de muchas citas por la noche."Debí suponerlo", murmuré con una sonrisa a medias mientras nos deslizábamos en nuestro asiento regular."Ha pasado un tiempo", dijo Enzo, sus ojos escaneando el menú. "Y te