NinaLa tensión en la habitación era tan densa como para cortarla con un cuchillo. Los ojos de Enzo se entrecerraron, fijos en el ladrón atado a la silla.Me paré cerca pero no muy cerca, mi propio lobo cosquilleando con cautela dentro de mi cabeza. Sentí una extraña mezcla de alivio y aprensión al
NinaEl ambiente de la habitación seguía cargado cuando todos nos retiramos a la oficina, dejando al ladrón cautivo solo pero bien atado. Cuando la puerta se cerró detrás de nosotros, sentí que el nudo de aprensión que tenía en el estómago se aliviaba un poco."Bien", empezó Enzo, pasándose la mano
La habitación se quedó en silencio, nuestros pensamientos eran demasiado pesados para las palabras. El peso de lo desconocido flotaba en el aire, una sombra que se negaba a levantarse. Finalmente, Enzo rompió el silencio y llamó al pasillo donde estaban Luke y Matt."Matt, Luke, sean rápidos. Mientr
NinaUn ultimátum. La palabra flotaba en el aire entre nosotros, como una nube de tormenta que amenazaba con estallar. Sentí que se me abrían los ojos y se me aceleraba el pulso. ¿Un ultimátum? ¿De Enzo, de todas las personas?"¿P-Por qué?". La palabra salió de mi boca antes de que pudiera formular
EnzoEl peso del ultimátum de ayer era una piedra en mis entrañas mientras caminaba hacia los túneles.Seguía viendo la cara de Nina, esa mirada de conmoción y traición, como si hubiera arrancado el suelo de debajo de ella. No quería hacerlo. Dios, me odiaba por eso, pero era un muro que no podía tr
"¡Enzo, para!". La voz de Matt atravesó mi neblina roja y me devolvió a la realidad.Me giré y me encontré con los ojos de Matt, y la gravedad de lo que estaba a punto de hacer me golpeó de golpe. Mi mano se aflojó y respiré entrecortadamente. Me apartó y me agarró firmemente del brazo.Volví a mira
NinaEl dolor del ultimátum de Enzo era como un nudo en mi estómago, que se hacía más fuerte cada vez que recordaba nuestra última conversación. Era como si se hubiera abierto entre nosotros un abismo que ninguno de los dos sabía cómo salvar. Habíamos pasado la noche en lados opuestos de la cama, ca
Quizá tenían razón. Quizá Enzo tenía razón. Pero aún no podía estar satisfecha, sobre todo después de cómo se fue esta mañana. Se fue, diciéndome que se dirigía al campus, sin siquiera darme un beso. La puerta se había cerrado de golpe a su paso, y yo me sentía aún más enfadada que antes."Creo que