EnzoAquella noche apenas dormí. Aunque el campus se había salvado, aún quedaban muchas cosas por las que preocuparme, principalmente mi padre. Si el Rey Alfa retiraba su ayuda, eso solo significaba una cosa: creía que me había escapado del todo y no sabía nada de Nina. Si no sabía lo de Nina, signi
NinaEnzo y los demás nos quedamos mirando con incredulidad a Lewis y al decano mientras salían de la sala de conferencias. ¿De verdad ni siquiera iban a intentar ayudar a las ciudades de los alrededores? Podía entender que la principal preocupación de Cynthia fuera su campus, pero los Luna Llena er
NinaEsa misma noche, el resto de la manada se dirigió a nuestro dormitorio para la reunión. Lori, Jessica y yo preparamos algo de comer para todos, aunque ya empezábamos a quedarnos sin comida porque la tienda de víveres estaba desierta. Por suerte, Matt y los demás trajeron lo que pudieron encontr
Pero al mismo tiempo, las palabras de mis amigas eran reconfortantes y exactamente lo que necesitaba oír. Su dulce apoyo iba a ser suficiente para sacarme de esta, y estaba segura de ello. ... Al final de la fiesta, por fin llegó el momento de nuestra reunión oficial. Todo el mundo estaba un poco
EnzoAquella noche apenas dormí. Incluso cuando abracé a Nina, sintiéndola dormir plácidamente en mis brazos, no pude relajarme ni un momento. Mi mente no paraba de pensar en lo que estaba por venir; ¿qué haría cuando volviera al reino de los hombres lobo? No podía entrar sin más en la mansión del R
“Enzo”, gimió, clavándome las uñas en la espalda mientras la penetraba, con los ojos en blanco de placer, “te quiero”. “Yo también te quiero, Nina”, susurré. Me incliné para succionar la suave piel de su cuello, disfrutando de su envoltura y de sus uñas clavadas en mi espalda. Deseaba poder quedarm
NinaEnzo me cogió de la mano hasta el último momento, y me la soltó justo antes de que se cerrara el portal. Quería aferrarme a él y saltar a través del portal con él, pero sabía que no funcionaría. Y tenía razón: tenía que quedarme aquí. Aún quedaba mucho por hacer. “¿Vas a estar bien?”, preguntó
EnzoSolté la mano de Nina justo antes de que se cerrara el portal. Lo último que sentí fue que sus dedos se desprendían de los míos a regañadientes, y entonces... me quedé solo. Aunque lo único que deseaba era quedarme en aquel lugar y lamentarme por tener que dejar atrás a Nina, sabía que tenía q