Enzo A la tarde siguiente de dejar a Nina en su dormitorio tras la poco ceremoniosa cena en casa de mi padre, sonó mi teléfono; era mi padre. Puse los ojos en blanco y lo contesté. “Acabo de salir”, gruñí, todavía enfadado con él por todo lo que había dicho en la cena. “¿Qué quieres?”. “Hola a ti
Nina Intenté llamar a mi madre después de descubrir que había desaparecido la foto del bebé, pero, como era de esperar, no contestó. Maldije para mis adentros, colgué el teléfono y decidí que ya era demasiado tarde para preocuparse por eso; el daño ya estaba hecho, era tarde por la noche y tenía tr
“Hacía siglos que no miraba aquí”, dijo tosiendo, apartando con la mano una nube de polvo que flotaba frente a su cara por haber abierto bruscamente la caja. Sonreí y me incliné sobre la mesa, sentándome de rodillas en la silla. Volví a sentirme como una niña, pidiéndole a mi madre que me enseñara u
Nina Los ojos de Enzo estaban llenos de una mezcla de ira, tristeza y lo que también parecía extrañamente una moderada emoción mientras me miraba. Tenía el pelo y la chaqueta de cuero empapados por la lluvia, pero no parecía importarle. “¿Podemos hablar?”. “Eh, claro”, respondí con cautela, miran
Nina La semana siguiente pasó volando. Estaba tan ocupada con los exámenes parciales y poniéndome al día con las tareas de clase que apenas me di cuenta de que las hojas habían desaparecido casi por completo de los árboles y de que los días ya eran más cortos. Cuando acabaron los exámenes parciales
“Eso es mentira y lo sabes”, gruñó Enzo, levantándose de su asiento y caminando hacia donde estaba sentado Bryce. “Esas dos cosas no tienen nada que ver”. Bryce se limitó a encogerse de hombros de nuevo. “Solo digo”, replicó. “Es una coincidencia interesante. Pero bueno... ¿Qué sé yo?”. Enzo miró
Enzo La cabaña en la que debíamos alojarnos durante el primer partido del torneo era vieja y polvorienta, pero eso no era lo más desconcertante del lugar. Lo más inquietante era que percibía a un cambiaformas en algún lugar muy cercano. ¿Empezaban ya a espiarnos los Crecientes? Sospechaba que en a
Nina A la mañana siguiente me desperté temprano con un bostezo mientras la luz del sol entraba por la ventana abierta, y me acurruqué en los cálidos brazos que me rodeaban, solo para que los ojos se me abrieran de golpe y saltara de la cama. No recordaba haberme acostado con Enzo la noche anterior,