—Es la despedida, no sé en qué momento te irás —contesta Dolores, ella es la siguiente que se sirve café—. Esperé a que salieras de la habitación para disculparme, ayer me comporté como una inmadura y lunática, me levanté sin ninguna explicación, pero ahora que tenemos este desayuno juntas quiero darte las gracias por tus intenciones y la de María.—Dolores, recuerda lo que estábamos hablando, no es que esté interesada en el dinero, pero Gisela quiere hacer una buena obra, ella es testigo de las llamadas insistentes que te dan sobre el banco y de lo que te quitaran si no cancelas lo antes posible, por favor mujer, no te atrevas a decir que pagaras con la miseria que ganas en esa tienda.Aush, esas palabras dolieron, más al ego de Dolores, está en medio de la desesperación y no quiere que le ayude.—María, me puedes contar que es lo que le quieren quitar, ella no se quiere dejar ayudar y entiendo que soy una completa desconocida, y por eso se me ha ocurrido la gran idea de darte el din
—¿Por qué le echas sal a la herida? —pregunto con mucha intriga, bajo mi pierna para inclinarme hacia delante, dejando reposar mis brazos sobre el escritorio—, es imposible volver a tropezar con la misma piedra, pero se te agradece por ser el buen samaritano que siempre he esperado.El tono de mi sarcasmo está por los cielos, él me trata como el hombre que no ha quebrado ni un plato, mientras que yo estoy atacando en cada palabra que sale de su boca.—¿Por qué quieres el divorcio?¡Oye, quién es este hombre!No, no puedo contenerme más, se está burlando de mí y no lo permitiré. ¿Sufre de alguna enfermedad?—Eres un imbécil, ya deja de jugar y dime de una vez que es lo que quieres —escupo todo lo que siento, suelto una palmada sobre el escritorio—, última vez, dime qué es lo que quieres.—Sigo en problemas, quería verte para…—Para darte cuenta si cometiste un error o no, lástima por decepcionarte, pero puedes irte por donde viniste, no es necesario que sigas diciendo una palabra más,
++Lucero++ Mis padres tienen absoluta razón referente a lo que tiene que ver con Gisela y Adal. Me llena de ira conformarse con dejar a un lado todo y seguir adelante, porque no enfrentarlo y preguntarle de una vez por todas que es lo que trama.No le es suficiente el rechazo y abandono, ¿qué hace aquí? Bueno, no me quedaré con los brazos cruzados, ahora voy a hotel y como sea me tengo que ver con él, soy la que lo pondrá en su lugar.Gisela tuvo que ponerse mal, la doctora mencionó que ella entró en shock por muchas emociones fuertes. Claro, la emoción del rechazo, no hay otra cosa que eso. Y por eso me propuse a salir de la clínica para encontrarme con él y todo con el pretexto de querer ir a una tienda de ropa.Oh, no, no te irás sin antes hablar conmigo.Llegando al hotel veo como él se sube a su auto o al de quien sea, me bajo del mío y corro hacia él. Corro como si estuviese en un maratón o en una película de Halloween, tratando de huir del asesino que viene detrás de mí y que
လAbro poco a poco mis ojos, quiero levantarme de la cama y buscar a Gisela en la clínica, pero mi madre sigue estando cerca de mí. Ahora la veo sentada sobre el sillón que está cerca de la cama, con su mirada en el libro que está leyendo. Ella me ha cuidado todo el día y el resto de la noche.Escuché cuando mi padre entró a la habitación y ella le pidió que no insistiera, que no se iría de aquí hasta que nos fuéramos de la ciudad. Mi padre estuvo un par de horas con mi madre y mientras me hacía la dormida ellos conversaban de lo que harán cuando regresemos a casa, ellos quieren ayudar a Gisela y me pone aliviada escuchar eso.Mientras entre a trabajar mi madre se encargará de que ella empiece a estudiar, también una que otro día tiene que acompañarme a la empresa, todo para que ella la conozca y obtenga conocimiento y experiencia, de eso me encargaré yo.Luego de que mis padres y yo ayudemos a Gisela, la dejaré que vuele sola, y solo en ese momento ella se enterara de la verdad, pero
Mis manos se aferran a su cuerpo, el abrazo tan fuerte, cierro mis ojos con fuerza tras decirle lo mucho que la quiero.—No, no agradezcas, al contrario, soy yo la que te agradece por aguantarme —sus besos y sus caricias en mi cabello hacen que chille más fuerte—, no estás sola mi vida, hay muchas personas que están dispuestas ayudarte.Una voz en el fondo de mi ser me dice que no puedo permitirlo porque eso será una catástrofe.Me alejo de ella tras limpiar mis lágrimas. Lucero se queda observándome de arriba hacia abajo hasta que dentro de unos segundos decide llevar su mano a mi vientre y decirme que no todo está mal, Dios sabe lo que hace, ya que todas las cosas son para bien.Exactamente, cuando le iba a preguntar qué es lo bueno de todo lo que me sucede, es cuando ella me contesta que un bebé es el cambio de mi vida y el de muchas personas, y que por estas cosas no debo cambiar todo lo que tenía planeado. Ella me dice que luche por lo que quiero y que no permita que nadie se enc
လYa amaneció y por el resplandor puedo deducir que son las cinco de la mañana y... ¡No he dormido nada!, solo me he puesto a admirar a la mujer que tengo a mi lado, sí, la que ocupa mi brazo como su suave y cómoda almohada, ella es una atrevida, pero como en un par de horas se irá no me queda de otra que aguantar un poco el dolor de la circulación.Tuve dos horas suplicándole que se calmara, que no iba a morir porque ella viajará y que era mejor que dejáramos a un lado la tristeza para disfrutar de la noche. Ella no estaba muy de acuerdo, pero al final aceptó porque dice que soy del tipo de persona que no se rinde hasta obtener lo que quiere y en eso es cierto porque yo quiero que ella se vaya con la paz que su corazón necesita.Me ha quedado claro que ella tiene que dar algo para recibir lo que quiere, mi trabajo temporal es alentarla, lo hago con mucho gusto, aunque deseo que se quede es mejor que se vaya.No voy a negar que me pone de un bate la idea de que ella se vaya y que qued
—Adal, puedo saber por qué no te has quitado esa ropa de hombre serio, tienes que ponerte ropa para entrar a la piscina —salgo de mis pensamientos al escuchar el bullicio de mi abuela.Ella sigue intentando ayudarme, quiere que entre en razón, que me mantenga en familia para ver con mis propios ojos de todo lo que me estoy perdiendo.—Abuela, no pidas mucho, esto es lo que puedes esperar de mí —paso mi mano por mi cabello y ella sonríe—, pero no le veo problema que ande así.—No, vamos a tu habitación y de paso le prestas ropa a Alfonso, ya que no quiero verlos a los dos como los dos hombres payasos, por el hecho de que su vestimenta está fuera de lugar.—Mamá, antes que lleves a los dos pequeños a la habitación quiero que me acompañes, es que nuestra amiga Ana quiere venir —y boom, mi madre me ha salvado de las garras de mi abuela.—Aquí te espero, abuela… —digo en tono divertido.—No, ambos tenemos que ir porque necesito que escojas el traje de baño adecuado y tú, bien puedes hablar
Ahora que recuerdo, Alfonso sabe una parte por la que fui a España, pero no con la intención desenmascarar a la chica por la que él muere. Lo lamento por él, pero tiene que saberlo y no pienso quedarme callado, todos me culpan que soy un poco hombre e inmaduro por no querer seguir con el matrimonio, perfecto.Desvió mi mirada y le cuento que el amor de su vida no es lo que piensa, ya que ella se encargó de que Gisela no tomara las pastillas anticonceptivas y por eso quedó embarazada.Él se soltó a reír y a decirme que esa mentira no hará que él la deje de amar. ¡Sabía que diría eso! Bueno, y es cuando saco mi haz bajo la manga diciéndole que enfrente a Lucero y que todo lo de las pastillas era cierto, y que la persona que me lo dijo no era un desconocido y menos lo inventó.Empecé a contarle como me enteré y de cómo las cosas iban sucediendo, tampoco quise creerlo y por eso me subí al primer avión.—Lo peor es que vi a Gisela y no tuve las agallas de decirle que estoy arrepentido, la