Ella habia enmudecido. Jamás habia visto a Julian siendo posesivo con algo, o con alguien. Y menos con ella. Era ridículamente absurdo. Infantil. ¿Qué clase de amenaza era esa?Y su reacción la indigno, ¿Por qué actuaba exactamente como esas tantas personas ricas del medio que detestaba? Taylor tenía razón. Aquella gente que poseía tantos millones que se cegaban hasta el punto de creer que hasta las personas les pertenecían.Tessa se apartó de él y subió las escaleras rumbo a su habitación. Coloco el seguro en la puerta y se arropo de pies a cabeza. ¿Qué clase de reacción era la suya también? Como el de una niña pequeña castigada. Pero al final, Julian habia conseguido lo que quería. Habia dejado que ganara. ¿Por qué su frialdad la habia asustado? ¿Por qué sentía esta tristeza en su interior? La habia tratado como una de sus posesiones. Esto no era parte del contrato, estaba rompiendo las reglas de nuevo. Y algo roto; jamás volvía a la normalidad***—Maldición— habia murmurado el jov
El sonido de ruidos de oficina eran casi un consuelo, algo conocido, su terreno. El sonido de las llamadas, el sonar de los dedos contra las teclas de los ordenadores, las pequeñas voces discutiendo sobre negocios y trabajo. Aquí es donde ella funcionaba mejor. Donde la imagen de James la mantenía segura.—James, —llamo una joven —¿sigue aquí? El jefe lo está buscandoCada cinco minutos algún trabajador le decía que Julian lo buscaba para hacer algo. Y para decirle las cosas más absurdas. Buscaba cualquier excusa para verla unos segundos. Ya sea que necesitaba otro café, una carpeta, un papel impreso, lo que sea. Hasta la cosa más ridícula. El de alguna forma tenía una tarea nueva para ella. No es que eso debiera molestaba, él le pagaba por cumplir todas esas cosas. Era su asistente, su mano derecha, pero esto era sobrepasar una raya.Mientras pasaba por los distintos departamentos todos lo saludaban con respeto y admiración. Era la mano derecha del jefe, y Julian era una de las perso
Nunca era del todo placentero estar dentro de un hospital, asi como podía haber alegría por la vida salvada de un familiar, habían otros tantos que lloraban una partida. Sin embargo, para Tessa acostumbrarse a estar rodeada de estas paredes era un habito añorable. Porque sabia que dentro de este lugar, en algún punto de una habitación estaba la alegría que mantenía viva su alma, su hermano era todo cuanto tenia y adoraba. Un mundo sin el sería un mundo terrible, un mundo gris, uno sin sentido. James era todo aquello que guiaba su destino, la brújula que le permitía no perderse, ver su rostro era el recordatorio constante de donde debía colocar sus ojos y que la felicidad aun podía ser hallada. Y estos ojos ambarinos siempre la guiaban de vuelta a casa.—¡Tessa! —habia un brillo radiante en sus ojos, un cariño mas grande de todo lo que se podía contener en una sola mirada —hace mucho no venias—He estado ocupada — admitió considerando que su vida se habia vuelto una locuraAmbos se abr
Y ahí estaba el, Julian Anderson.El famoso hombre millonario, del cual se decía tantas cosas, frio, y mordaz como era, y su mirada de hielo que podía a congelar a cualquiera.Desde aquel primer dia que Tessa lo vio cuando ella se presentó en aquella entrevista de trabajo, se dio cuenta de que el físicamente no habia cambiado nada, sin embargo, otras cosas si, ahora sus ojos azules demostraban una nueva emoción cuando la veía; afecto. Aún estaba esa astucia y cautela en sus ojos grabada, pero el otro sentimiento se leía por encima de todo. Y verlo esta vez fue diferente, no como dos completos extraños con la guardia alta como aquel dia, sino como una relación evolucionada, nuevos sentimientos encontrados entre ellos dos, y aquella misma mirada que son capaces de tener las parejas. Aquella que se puede decir muchas cosas, sin siquiera decirse nada.—Soy James Jhonnson, — saludo el chico acostado en la camilla de al lado — es un placer conocerlo por finEl joven empresario lo miro de re
Real.¿Qué significaba, y que envolvía la palabra, real?Cuando regresaron a casa aquel dia, Adam viajo con ellos en el auto. Ella no sabía que él lo había acompañado a Julian hasta el hospital.Cuando todos entraron en la mansión, el muchacho de pelo negro se sentó en el sofá mientras leía algo en su teléfono. Parecía un documento importante. Y Tessa por el contrario siguió a Julian hasta la entrada de la cocina—No tenías porque haber ido—Quería disculparme por lo de ayer y… — se sobo el cuello — asegurarme que estuvieras bien.—¿Sabías que James te conocería hoy?El negó — le di descripciones a la enfermé para que tu salieras, no esperaba que ella me hiciera realmente pasar. Pero me alegro de que el conozco de mi existencia, al igual que yo sé de la suya.Ella asintió, luego miro hacia afuera, su mirada daba hacia el gran mueble, pues no había entrado del todo a la cocina —sabes, —menciono — en el hospital dijiste que no conocías del todo bien lo que era el amor incondicional—Si.
Julian prefiere ignorarla y pasa de largo al pensar que solo se estaba metiendo con él. Seguramente devolviéndole una broma de muchos momentos incomodos que él también le hizo pasar.—Que gracioso TessaElla lo mira sin moverse de su sitio —¿Quién bromea?Julian alza la mirada deteniéndose.Ambos separados ahora a metros de distancia, y la situación era extraña, incomoda, tensa, pero ansiosa. Anhelante, ferviente, intensa. Miedo y pasión al mismo tiempo—Esto ya no es mas parte de tu trabajo. Ya no existe tal papel—Lo se. Dijiste que todo seria real. Lo nuestro es real. —repite ella —Porque lo es, ¿no?—Lo es.—¿Entonces? Ya me has preguntado antes por elloJulian era todo un caballero, y debía admitir que en el pasado al estar tomado con cierto grado de alcohol en su sistema le daba cierto grado de osadía, o al menos algo de descaro para hacerle tales proposiciones. Sin embargo, no sabía porque al verla ahora lo ponía tan nervioso. La deseaba, por supuesto. El no dudaba de eso. Per
Tessa tenía la cabeza nublada. Asechada por todos sus recuerdos, y mientras sentía el calor de sus labios sobre su piel, solo cerraba los ojos y enfocaba a su memoria en recrear su rostro, dibujándolo cuidadosamente, sus rasgos, sus ojos y cada detalle de sus expresiones en ellos. Todas las facetas de Julian Anderson, enojado, cansado, crispado, aburrido, feliz, coqueto, celoso, y amoroso. ¿Por qué cada una de esas imágenes se le hacían como su recuerdo más preciado? ¿Por qué se sentía de esa manera? Mareada, y llena de él. Su cuerpo temblaba como una pequeña. ¿Por qué se sentía como si nunca hubiera hecho esto antes realmente? No hasta que lo conoció a él. No se habia sentido de esta forma nunca. Jamás pensó que el amor podía sentirse asi. Que te podía hacer volar.—Tessa… esta fijación que tengo contigo va mucho más de la que puedo soportar …—¿Qué?—Mi pequeña Tessa. —le dio un beso en la frente« Pequeña Tessa… » pensó. Nunca le habia dicho asi antes. ¿o sí?—Quiero hacerlo ahora…
—Lamento mucho tu perdida— le menciono la mujer con gesto de cariño y compasión mientras sostuvo su hombro solo leves segundos para luego retirarseTessa se llevó el pañuelo a la nariz por milésima vez en el día.En un momento de la reunión Adam se acercó hasta ella — lo haces muy bien, eres una actriz de primera, felicidades—Vuelve a mencionarle y te arrojare a la fuente del jardínAdam rio —vamos, ya se tu secreto ¿no podemos llevarnos bien?—No cuando te estas burlando de mi tan descaradamenteMas personas pasaron alrededor de los dos, Adam sonrió como un saludo, y Tessa solo expresaba una sonrisa triste, como si estuviera realmente afectada, pero aun así haciendo lo que se esperaba de ella.Ir a una reunión importante como esposa de la familia Anderson era una parte fundamental de una gran imagen, un pilar que sostenía el nombre. Y vaya que cargaba un apellido muy pesado de llevar.Luego de que esas personas pasaron, sus expresiones normales regresaron a su rostro —¿no tendrías q