Podía sentir sus piernas, casi temblar por los nervios mezclados con la necesidad de sentirlo, cuando los dedos abandonaron su interior y fueron cambiados por el miembro duro de aquel hombre, se llenó de impaciencia, como si de repente todo fuera muy lento y él necesitara acelerarlo, iba a pedirlo de nuevo en el preciso instante en el que sintió aquella deliciosa presión abriéndose camino en su interior.— Ahhh.—Un gemido gutural abandonó la garganta de Vladímir mientras le arañaba los brazos como si quisiera traspasarle parte de su dolor, parte del ardor que sentía a medida que su amante se abría camino en su interior. — Duele...— Relájate... amor mío — Fue lo único que susurro Russell antes de empujarse un poco más, deseaba causarle el menor daño posible a su príncipe, quien pronto se convertiría en su reina, porque él la haría emerger y despertar a su lado.— Muévete.— él mismo se empujó contra aquel dolor, contra la dureza que reclamaba espacio cada vez más profundo entre sus nal
— Lo he comprobado, el americano está con su nieto Vladímir.El puño cerrado de Yuri Ivanov se estrelló contra su escritorio, su rostro estaba completamente rojo y su respiración era pesada al grado de emitir sonidos parecidos a gruñidos.— ¿Quién diablos se cree Russell? — Usted solo debe dar la orden y sabe que yo la ejecutaré.El viejo Ivanov levantó la mirada para ver a Sergey, su hombre de confianza, y parte de uno de los secretos que mejor guardaba Yuri, hasta del mismo Sergey.El viejo se tranquilizó por un momento, aun así, su mirada seguía endurecida, tenía ventaja, el americano estaba en su territorio, sin embargo, no podía subestimar a su invitado.— ¿Si realmente fuera fácil asesinarlo, piensas que vendría con un solo hombre? Además, no puedo negar la verdad, Vladímir es igual que mi querido hijo, si tan solo yo lo hubiera apoyado no lo habría perdido y Dorian seguiría vivo.— ¿Entonces dejará que el americano continúe haciendo sus movimientos cerca de su nieto?— Sí, per
Si algo era más popular en Rusia que el ballet, sin duda, era el ajedrez, uno de los pasatiempos favoritos en su país. A Vladímir le servía especialmente para liberar la mente y concentrarse en el juego. Pero de nuevo había sido un intento fallido porque su mayor preocupación y, la única razón de que quisiera despejar la mente, estaba ahí. Entrando en la sala como si fuera el dueño del jodido mundo, haciendo sentir su presencia en cada paso que daba hasta llegar a su posición, solo para sentarse justo en el lugar que ocupaban las negras en el tablero.— ¿No crees que es mejor jugar en compañía?Ethan solo recibió un asentimiento de Vladímir, quién parecía concentrado en el tablero, aunque solo era una máscara, porque para el chico no había forma posible de concentrarse en nada más, cuando ese hombre estaba cerca.Con un gesto de su mano lo invitaba a sentarse en frente para luego poner las piezas que ya había movido en su posición inicial.— ¿Quieres saber por qué prefiero las negras
— ¿A qué se debe tanta insistencia en verme Yuri?— Pese a hablar de manera suave y pausada, se podía sentir en el aura de Russell el enojo y la molestia que la interrupción de Sergey le habían provocado.Yuri Ivanov solo respiró fuerte, su mirada competía muy de cerca con la furia contenida del americano frente a él.— Siéntate Russell, sabes lo mucho que me molesta hablar con un socio y que esté de pie.— Exigió el mayor intentando controlarse para no estropear su plan.— Dejemos las formalidades y dime por qué me has convocado. — Russell no estaba de humor, Yuri lo sabía y peor aún sabía la causa de su mal humor, no era idiota, estaba seguro de que ya se había dado cuenta de que Sergey lo seguía, así que lo que le molestaba al americano era el no saber el porqué, no podía saberlo, ya que él creía que su afecto hacia su nieto no se le notaba, el viejo Ivanov no dijo nada solo saco un grueso folder frente a Ethan.— ¿Qué significa esto?— Significa que te tengo la suficiente confianza
— No, el joven no se encuentra en la mansión — Sergey golpeó lleno de furia el escritorio frente a él.— ¿El americano dónde está?Preguntó, de inmediato esperaba una respuesta; sin embargo, uno de sus hombres no tuvo oportunidad de escuchar esa última pregunta, ya que este se alejó de ahí sin ser visto para contactar con alguien ajeno a los hombres del cabeza de la familia Ivanov.— El polluelo ha dejado el nido.Alexei estaba seguro de que aquello no le podría traer nada bueno, su padre sobreprotegía a Vladímir, si no hubiera tenido tan claro que Dorian era maricón, hasta se plantearía la posibilidad de que su difunta esposa le fuera infiel con su hermano y él hubiera engendrado a Vladímir, porque parecía su jodido puto retrato y no solo físicamente.— Terminar con él.— Pero señor, tocar al americano es un suicidio.— No hablo de Russell, terminar con mi hijo.No importaba, podía volver a casarse y tener otro hijo, todavía tenía tiempo de engendrar un nuevo heredero que no le recor
Dicen que cuando eres feliz todo pasa muy rápido y eso era lo que le sucedió a Vladímir desde que se trasladó a la celda de Ethan, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses.Lo que parecía no cambiar y más bien parecía crecer, era la imposibilidad de sacarse las manos de encima que el rey americano y el príncipe ruso compartían. Era cierto que cuando estaban en las zonas comunes se contenían, pero cuando estaban solos ninguno de los dos era capaz de mantenerse alejado del otro, parecían dos imanes que una vez se unían era imposible de separar.Noche tras noche, Dimitry hacía deporte en su celda intentando no escuchar los gemidos de quien había se había convertido en su obsesión durante años, esos gemidos le pertenecían, eran suyos, había aguardado por él durante mucho tiempo desde que Alexei le prometió su reino junto a su hijo si era un hombre leal, pero eso no era lo único que importaba, realmente se había obsesionado con él, su mirada, su sonrisa, esa forma de ser
Dimitry era el nombre de su contrincante, quien tenía mucho más que ganar eliminándolo que dando una pelea solo por darla. El maldito ruso se la tenía jurada, sobre todo al quedarse con algo que él deseaba más que el mismo poder dentro de la prisión.Russell sonrió pensando en lo que vendría, estaba en la ducha dejando que el agua que caía sobre su cabeza y su cuerpo se llevara los deseos de pelea que su tiempo de entrenamiento en el precario gimnasio habían despertado.Ese sábado no solo pondría en su lugar a Dimitry, ni ganaría una estratosférica suma de dinero si todo iba bien, sino que afianzaría aún más su lugar y poder sobre los demás reclusos. Porque en un sitio como ese no había nada más valioso que el poder y quien lo poseía, poseía todo.Golpear, golpear... era en todo lo que reflexionaba. Claro y también en eludir las tentaciones.Tentaciones que aparecían cuando menos las buscaba, joder que no sabían respetar que un hombre solo quisiera sacar y aumentar su frustración por
La mirada de Russell había abandonado el azul cielo para convertirse en un oscuro océano y, al mismo tiempo, era tan fría que recordaba a un maldito iceberg del que solo se puede observar una pequeña punta de las que ni siquiera te hace sospechar el enorme glaciar que oculta y no se puede observar a simple vista.En ese instante Dimitry estaba seguro de que era cierto, no dudó que la amenaza de partirle el cuello era real, pero ya era tarde para retractarse, y tampoco era que deseara hacerlo, Vladímir era suyo, tanto tiempo cuidando al mocoso merecía su recompensa. Creyendo en las palabras del padre, no solo eso... nadie podía amarlo tanto como él, dudaba que Russell pudiera hacer lo que él hizo para asegurarse estar a su lado.— No me dirás que dejarás que te diga que hacer...— Lo provocó Dimitry apelando al enorme ego que sabía que el rey tenía, haciendo que controlarse fuera muy difícil, sabía lo que el maldito estaba intentaba, se encontraba en un punto sin retorno dónde no le que