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XXXV. Lo que cuenta es la actitud
Punto de vista de Alexa: Vaya, no sé como lo haría Freddie para dar un concierto entero, cuando yo he cantado dos canciones y siento la garganta como si me hubiesen pasado una lija. Pero claro, Freddie era increíble cantando y yo solo grito como puerco que llevan al matadero. De todas formas lo que cuenta es la actitud, o eso es lo que dice Carlos, cada vez que terminamos de asesinar un tema musical. Me dirijo a dejar la barra de pesas y tomar un poco de agua, al final no hice prácticamente ejercicios, entretenida en mi concierto imaginario y entonces es cuando lo veo a través de la puerta de cristal, mirándome con una sonrisa en sus profundos ojos. “¡No puede ser que me haya visto, haciendo totalmente el ridículo!”- grito en mi interior recordando todas las idioteces que acabo de hacer, pensando que estaba sola. Quisiera tener ahora mismo un súper poder para abrir de inmediato un hueco en el suelo y enterrar mi cabeza como los avestruces. - Sra. Wilde, me dijeron que estaba en e
XXXVI. Conociendo a las exnovias del Sr. Wilde
Luego de jugar a los detectives por la mañana, nos fuimos después del almuerzo al set de filmación, donde avanzaba el rodaje del filme fantástico “Castillos en el Aire”, la superproducción que le haría a nuestra artista, posiblemente ganar hasta premios, así que teníamos muchas expectativas con este trabajo.Saludé amablemente a todos en el set y contratamos a un servicio de catering para que preparara refrigerios, destinados a la merienda del personal.El viejo director amigo de mi padre, a pesar de parecer un cascarrabias, siempre me ha tratado con mucho respeto y consideración, lo cual le agradezco mucho, además de la oportunidad que me dio para arreglar los desastres de la empresa sin abandonarme.Incluso a pesar de que nuestra reputación se vio afectada y eso, igual podría influir en la opinión del público a su trabajo.Cuando ya casi nos íbamos, para no estorbar las próximas escenas de filmación, me encontré con una conocida, saliendo del camerino de Ency.- Sra. Wilde, qué coin
XXXVII. ¿Qué hace el Sr. Wilde en mi habitación?
- ¿A dónde quieres ir?- me pregunta Carlos desde el asiento del conductor. Llegó a recogerme unos minutos después de que Diego se fue.- Pasemos primero por mi casa para cambiarnos y luego vamos a un bar o algo así- le respondo y a la casa que me refiero es obviamente al Penthouse en el que nunca he vivido y donde todavía hay muchos de mis efectos personales.Veo como Carlos me mira en el asiento del copiloto y sé que tiene el cuestionario de interrogación en la punta de la lengua, pero se está aguantando, solo esperando a que yo suelte sola toda la sopa.- Dame un tiempo, prometo que más tarde confieso, solo necesito algunos tragos- le respondo suspirando y deja de lanzarme esas miradas con signos de interrogación.Llegamos en pocos minutos a mi departamento en el centro de la ciudad. Había venido en una ocasión a verlo y me encantó el diseño moderno, estilo industrial que tenía.Por suerte todo estaba impecable, porque una empleada venía cada cierto tiempo a mantener las cosas sin p
XXXVIII. Soy el único hombre que puede tocarte
- ¿Disfrutaste tu noche?- me pregunta y siento como la temperatura en el cuarto comienza a descender rápidamente. M****a, está muy molesto, realmente molesto, como no lo he visto nunca.- ¿Qué haces aquí?, ¿No estabas de viaje de negocios esta semana?- le pregunto con nerviosismo en vez de responderle.- ¿No puedo estar aquí en tu cuarto o aquí en la ciudad?- me pregunta con ironía a su vez y luego sigue diciéndome con los dientes apretados y una mirada gélida que me está congelando por dentro- Por supuesto que estaba en una reunión, cuando me llegó este video- agrega y me enseña la pantalla de su celular donde comienza a reproducirse la música de anoche del club y salgo yo bailando desenfrenada en la pista de baile mientras, un hombre alto pelinegro se pega detrás de mí y comenzamos a movernos sensualmente.- ¿Tienes alguna explicación coherente para esto?- me pregunta apagando el celular y por supuesto que no tengo ninguna explicación para eso, así que solo atino a decirle:- ¿Tienes
XXXIX. Sí, acepto
No tengo idea de cuanto tiempo llevo durmiendo, pero supongo que casi todo el día, o al menos así se siente. Estiro mi perezoso cuerpo y la molestia que siento en mis nalgas, entre mis muslos y en las muñecas, me recuerdan de golpe, todo lo que sucedió en esta misma cama con Ethan Wilde, no hace mucho tiempo. Así que me siento de repente y paso mi mirada por la habitación, pero está vacía, sin rastro de Ethan. Mi mente adormilada ya está más que despierta y me pongo a analizar qué c@rajos voy a hacer ahora. Sigo con el mismo camisón, pero es obvio que no con las mismas bragas. Además, a pesar de las molestias, hay como un medicamento refrescante en las partes magulladas, así que sospecho, que por eso, no duelen a morir. Examino entre mis muslos y están completamente rojos y las nalgas no deben estar mucho mejor. En mis caderas aun las huellas de las manos de Ethan. Pero creo que si esas partes de mi cuerpo, pudiesen hablar, dirían que están satisfechas con el deber cumplido y recu
XL. Es obvio que quiere meterse en tu cama
Actualmente, puede venir a invadirnos los extraterrestres que a mí particularmente, me da lo mismo. Yo estoy en mi burbuja de colores y nadie me va a sacar de ahí. Desde que Ethan y yo definimos nuestros sentimientos y nuestra relación, ya siento que toda la seguridad perdida, comienza a fluir hacia mí. Llamé a Carlos hoy, porque ayer solo le envié un mensaje diciendo que estaba bien, que no se preocupara. Me intrigaba saber por qué se fue así sin más, aunque ya me imaginaba la respuesta. Y además recalcarle que estuviese tranquilo, que seguía vivita y coleando. Es más, que si hubiese sabido que volverme tan atrevida, terminaría por romper ese cuello de botella en el que se encontraba nuestra relación, ya me hubiese tirado de cabeza hace rato al primer club nocturno que viese. Carlos me contó que cuando estábamos dormidos, alguien lo tiró bruscamente de la cama y al levantarse para defenderse, se topó de a lleno con Ethan, tan molesto que casi echaba espuma por la boca, lo miraba c
XLI. El trato está hecho
Después de despedirme de Carlos y prometer darle detalles más jugosos luego. Me dispuse a ir a la compañía para ver como avanzaban todos los proyectos.En el camino me disculpé con Diego, por la jugarreta que le había hecho al escaparme y que estoy segura le ocasionó un buen regaño de Ethan. Incluso le supliqué a Ethan que no lo fuera a echar de su trabajo, que él solo cumplió mis órdenes y así, luego de muchos besos y mimos, pude convencerlo finalmente.Nunca me perdonaría que, por mi arrebato, despidieran a un buen hombre de su empleo.Diego, como siempre, con su forma seria, pero amable, me perdonó y me dijo que por favor entendiera que todo lo hacían por mi seguridad. Prometí portarme bien y así terminamos el asunto.Hice mi paseo matutino por las diversas oficinas de la empresa y saludé a los empleados que ya empezaban su jornada laboral.En el camino hacia mi despacho me encontré con William, nos saludamos y me dijo que tenía algo urgente que discutir conmigo, así que caminamos
XLII. ¡Cierra bien esa blusa!
Estoy totalmente nerviosa, caminando de un lado a otro de la sala, esperando las noticias del secretario Conrad. - Alex ya tranquilízate, verás que todo va a salir bien, esos hombres son de la élite y están muy bien entrenados- me dice Ethan tratando de detener mi andar frenético. - Sí, pero si solo un detalle sale mal, todo se convertirá en un desastre- refuto - Ven acá pequeña- me dice halándome a sus brazos y sentándome en su regazo- Todo saldrá bien, confía en mí- asegura besando suavemente el dorso de mi mano y por un segundo me olvido de todas mis preocupaciones- Esta noche estará la cabeza de tu venenosa prima en una bandeja servida, como te prometí. - ¿Cómo alguien que crio mi padre con tanto amor, pudo crecer tan torcida?- suspiro mientras me apoyo en su amplio pecho- ¿Cómo puede esconder tan bien toda la maldad que lleva dentro?. A veces tengo escalofríos solo de pensar qué hubiese pasado si mis padres no dejaran una cláusula en su testamento, que decía que en caso de su