XLI. El trato está hecho

Después de despedirme de Carlos y prometer darle detalles más jugosos luego. Me dispuse a ir a la compañía para ver como avanzaban todos los proyectos.

En el camino me disculpé con Diego, por la jugarreta que le había hecho al escaparme y que estoy segura le ocasionó un buen regaño de Ethan. Incluso le supliqué a Ethan que no lo fuera a echar de su trabajo, que él solo cumplió mis órdenes y así, luego de muchos besos y mimos, pude convencerlo finalmente.

Nunca me perdonaría que, por mi arrebato, despidieran a un buen hombre de su empleo.

Diego, como siempre, con su forma seria, pero amable, me perdonó y me dijo que por favor entendiera que todo lo hacían por mi seguridad. Prometí portarme bien y así terminamos el asunto.

Hice mi paseo matutino por las diversas oficinas de la empresa y saludé a los empleados que ya empezaban su jornada laboral.

En el camino hacia mi despacho me encontré con William, nos saludamos y me dijo que tenía algo urgente que discutir conmigo, así que caminamos
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