- La señora y yo lo cuidábamos, pero luego solo yo lo pude cuidar, porque su madre primero enfermó gravemente y a los pocos meses falleció después del secuestro - dijo suspirando con tristeza- La Sra. Amanda fue muy enfermiza desde niña, yo era su nana y siempre estaba más tiempo en el hospital que en la casa, por una afección congénita en los pulmones, que provocaba que cualquier simple resfriado, se volviera algo muy peligroso para su salud. Fue una niña criada en la palma de la mano de su padre, incluso cuando se casó en la familia Wilde, por un contrato matrimonial y sin amor, ella siempre era la que tenía la última palabra en la mansión, nunca permitió que su esposo llevara las riendas de las cosas importantes y lo que más amaba en el mundo era a su hijo, el pequeño Ethan.

- Lamentablemente- me dijo poniendo sus manos en la cara para tapar sus ojos y sé que recordar tantos sucesos desgarradores, debe estarla afectando mucho- donde la tenían encerrada esos desgraciados, era un alm