FernandoNo sé porque mis pensamientos me ponen a prueba cada vez que estoy en la terraza de la empresa, se perfecto que han pasado siete años después de ese terrible suceso. Donde mi primo hermano Felipe se quitó la vida, dejándonos con un profundo vacío, en especial a su madre que aún no logra asimilar, que todo esto fue por decisión de su hijo, en nada tuve que ver, simplemente el escogió el camino más fácil, para de huir de los problemas que muy seguramente tendría que enfrentar si estuviese con vida.Salimos del elevador informándole a Lilian que saldremos almorzar y si encaso tal alguno de nuestros ejecutivos llegase a venir, lo atenderemos después de dos de la tarde —¿Vamos al Michelin? —Pregunta Luisa y mi esposa me mira ya que ese restaurante nos trae recuerdos de nuestra primera cita de mentiras.—Me parece perfecto, aparte que allí venden la comida favorita de mi esposo —Les hace saber mi esposa y juntos caminamos hasta salir a las afueras de nuestra empresa.—Este día está
Fernando—¡Nosotros los seguimos! —Nos dice Adrián mientras camina con Luisa hacia su carro que está justo detrás del nuestro.Pero en ese instante dos camionetas rodean nuestros vehículos haciendo que me ponga en modo de alerta —¡No se alarme señor Domenech! Tango ordeno que lo custodiemos a toda hora, sabemos que hay una persona que le ha estado enviando sobres y lo mejor es que seamos precavidos —Me informa Dorian y agradezco al cielo que sea así, no sé cómo hubiese reaccionado si se tratara de unos secuestradores.—¡Claro, Tango, se me había olvidado! No me gusta mucho este cambio de vida, pero tendré que acostumbrarme… —Le digo respiro profundo y ahora me dirijo a mi esposa —¡Vamos mi amor! —Abro la puerta de nuestro carro y ayudo a subir a mi esposa, para acomodarnos en los asientos de atrás —¿Hacia dónde vamos señor? —Pregunta Dorian antes de poner en marcha el carro.—¡Al Michelin! —Contesto amablemente para luego extender mi brazo y así hacer que Damelis apoye la cabeza en m
Fernando«Eres un excelente padre»Sus palabras hacen un eco en mi cabeza, en estos escasos segundos que nos vamos acercando a la mesa y la verdad no voy a negar, que cada frase suya me ha motivado para seguir en este camino lleno de espinas donde no se ve salida alguna. Damelis junto con mis hijos son el pilar que me alienta en esta vida, sin ellos no tendría sentido estar respirando ni mucho menos, tener el suficiente valor para sacar la empresa de mi familia adelante.Ambos caminamos agarrados de la mano y una vez llegamos a la mesa, le saco una silla para que se siente y yo hago lo mismo sentándome a su lado, mientras nuestros compadres se acomodan al frente —Cuando vi todos esos hombres vestidos de negro me asusté mucho, pensé que se trataría de un secuestro —Confiesa Luisa y se perfecto lo que sintió.—¡Te entiendo! Fernando también se puso alerta., por fortuna Dorian llego en el justo momento y nos informó que Tango los había enviado… si no, estaríamos muertos del miedo —Bromea
DamelisEn el almuerzo no hicimos otra cosa más que hablar de Felipe y todo el altercado que tuvimos con su madre. En definitiva no puedo entender como hay mujeres que no les importa el estado emocional de un niño y le infunden una mentira, sin importar cuánto daño le están haciendo. Miguelito se veía asustado, es muy pequeño y no comprende las aparentes razones que su abuela tiene, para odiar al primo de su padre.Entramos a la empresa y los mormullos de los empleados no se hacen esperar, fue muy evidente la discusión que tuvo mi esposo con esa mujer y por más que queramos tapar el sol con un dedo, las personas se han dado cuenta, de que algo no está bien, empezando porque Justo Moreno llego dando órdenes esta mañana y no bastado con eso, ubico a su secretaria en una oficina grande, como si fuese accionista de la empresa. Lo peor de todo es que esto parece una guerra de nunca acabar, y si no le encontramos pronto una solución, lo más seguro es que nuestros hijos terminen heredando, e
DamelisSeguir en la empresa después de lo ocurrido con ese hombre sería una completa locura, la inspiración se me fue, la mente se me puso en blanco y cuando a mí me suceden esas cosas lo mejor es cambiar de escenario. Aunque a esta hora mis hijos deben seguir en la escuela, es muy temprano así que podre adelantar algo en mi recamara, el único espacio que le da color a mi vida —Gracias Dorian —Le digo mientras me voy bajando del carro.—¿Señora, la espero o no regresara de nuevo a la empresa? —Me pregunta Dorian.—¡No volveré! Puedes irte —Respondo amablemente mientras cierro la puerta del carro y si hay algo que no me gusta de todo esto, es tener que estar rodeada de tantos guardaespaldas, pero comprendo que la familia no está pasando por un buen momento. Subo las escaleras y una vez me encuentro en la puerta de la mansión, toco el timbre ya que tengo la mala costumbre de olvidar las llaves.—¡Buenas tardes Teresa! —Saludo amable he ingreso.—¡Bienvenida, señora Damelis! —Responde y
Fernando.—Las cinco de la tarde —Me digo a mi mismo luego de ver el reloj que tengo en mi brazo izquierdo y me apresuro a dejar todo completamente organizado, para cerrar la puerta de mi oficina. Muy seguramente mi esposa tiene que estar un poco desesperada, a esta hora deberíamos estar con nuestros hijos en la mansión, pero este día ha sido desesperante que nos atrasamos en tantas cosas por culpa de Justo y sus pretensiones.Rápidamente salgo del elevador y camino hacia donde se encuentra Lilian y la noto organizando su bolso ya que esta es la hora de su salida —Señor Domenech. Iba hacia su oficina para preguntarle si no necesitaba algo más —Me dice amablemente cuando ha terminado de recoger todo lo personal que está en su stand.Asiento con la cabeza —Llama a mi esposa, dile que la estoy esperando aquí —Ordeno amablemente y me mira confundida.—¡Señor! La señora Damelis se fue hace tres horas con su chófer, me informo que no volvería —Me hace saber y solo me mira como esperando que
Fernando.Al fin en mi increíble casa donde no existen los problemas, el odio o el rencor, donde todo lo bueno de la vida lo tengo frente a mis ojos —¡Papito, papito! Llegaste —Gritan mis mellizos Diego y Natalia.He inmediatamente se abalanzan sobre mí, para llenarme de los besos más tiernos que pueden existir en este mundo. Mi princesa me repite muchas veces que me ama mientras tiene una pequeña Barbie en una de sus manos y con la otra se sostiene por mi cuello. En definitiva todo se vuelve perfecto para mí cuando los veo sonreír y esto es un motivo más para pensar primero en mi familia antes de aceptar cualquier otra cosa.—¿Por qué llegaste tan tarde papito? —Pregunta Diego cuando se ha separado un poco de mí.—Hijo… hoy tuve un día bastante ocupado, pero cada segundo los estuve pensando —Susurro y nada más me mira fijamente.—¿El hombre malo no te hizo daño? —Pregunta seriamente y esto sí que me desconcierta «¿Cuál hombre malo? ¿Por qué mi hijo estará preguntando estas cosas?».D
FernandoEstoy de pie frente a las escaleras y antes de que pueda subirlas me quedo paralizado al ver la figura esbelta de la mujer que amo. Tenemos tantos años juntos y mi esposa me sigue pareciendo la mujer más espectacular que han visto mis ojos, para ser sinceros es como si el tiempo se paralizara cada vez que la veo sonreír y ese pelero negro que la caracteriza, me hace sentir el hombre más afortunado del mundo por tener una reina como esa a mi lado. Ella baja muy despacio con toda la elegancia que se manda y más atrás la sigue mi princesita mayor, quien ha heredado indudablemente una belleza sublime y sé que a futuro, tendré que enfrentarme con todos los hombres de este país, porque sin duda alguna, pretenderán robarme el corazón de mi princesa.—Mi vida —Susurra mi esposa y me da un corto beso en los labios que evidentemente me dejan con ganas de atraparla entre mis brazos y no desprenderme de ella, hasta saciarme por completo de sus labios. Pero mi hija Noelia se encuentra en