Este hombre no parece un doctor, parece un comediante, dice una cosa detrás de otra que parecen chistes.

Me extraña que Dante lo tenga como su doctor.

Se despide, abre la puerta y se va.

¡Mierd*..mierd*....mierd*!

Salgo de una para caer en otra, justo ahora que planeaba tener libertad y escapar de las garras de este hombre, me pasa esto.

No lloró, esta vez grito y aviento contra la pared todo lo que encuentro al alcancé en mi habitación.

Debo hacer lo que el doctor me dijo, agarro mi celular y busco en internet la farmacia más cercana, me compro 5 pruebas de embarazo, llenó los datos y pido que me las traigan a casa.

Escucho que golpean mi puerta y grito en respuesta —¿Quién es?, si eres Isabella voy a tu habitación en un momento hermosa, si no eres Isabella puedes irte a la mierda no quiero hablar con nadie en este momento— me acerco y pongo seguro por si quieren entrar.

—¡Abre la puerta, Dante te quiere abajo ahora mismo!— golpea fuerte, mueve la manija de la puerta cuando comprueba