Lorenzo hizo todo un espectáculo. Delante de las cámaras, se inclinó profundamente para pedir disculpas a Mariana.El discurso de Lorenzo fue escrito por un profesional. Comenzó hablando de las dificultades de criar solo a su nieta, seguido de un arrepentimiento por haberla malcriado, haciéndola imp
Lorenzo exhibió una actitud de autoridad indiscutible, como si sus palabras fueran ley y nadie pudiera contradecirlo. Sin permitir que Lisandro y Ximena replicaran, se giró y entró en el aeropuerto. A esas alturas, cualquier palabra era inútil.Mientras Ximena se disponía a abandonar el aeropuerto,
—¿Necesitas algo? —preguntó Ximena con frialdad.Lisandro se sintió desanimado.—¿No vendrás a quedarte conmigo?—¿Por qué debería hacerlo?—Somos esposos. ¿Dónde más deberías dormir si no es en mi habitación?—¡Voy a dormir con Mari!—¿En una cama individual? ¿Cómo van a hacerlo?—Hemos crecido jun
—¡Cada vez que se menciona a Luis, te exaltas! ¡Realmente te importa tanto!Dijo Ximena, viendo que las palabras de Lisandro se tornaban cada vez más erráticas. No quería seguir discutiendo y trató de abrir la puerta para salir, pero encontró que estaba cerrada. Mientras intentaba destrabarla, Lisan
—Ximena, el silencio entre esposos no resuelve nada. Sería mejor abrir ese nudo, desmenuzarlo y comunicarse adecuadamente. Hablar claro siempre es mejor que mantener el rencor mutuo.Ximena no le había explicado a Marcela en detalle por qué estaba en conflicto con Lisandro, y Marcela pensó que se de
Lisandro, al ver que Ximena se había ido, apretó con fuerza el cuchillo y el tenedor en sus manos. Aunque no levantó la vista, ya había perdido el apetito.—Lisandro, ¿tuviste un desacuerdo con Ximena? ¡Voy a llamarla para que vuelva! —Lluvia estaba a punto de levantarse cuando Lisandro la detuvo.—
Su voz se debilitó aún más.—fueron novios de jóvenes.—Aunque Lisandro lo niega, no creo que sea tan simple. Él no habla de ella, y hay rumores que dicen que Lluvia es el amor de su vida, que se unió al ejército por ella.Ximena se llevó la mano al corazón.—Cada vez que pienso en Lluvia, siento co
Antes de que Lisandro pudiera subir las escaleras, una voz femenina y melosa, con un español no del todo fluido, llamó a Luis desde arriba.—¿Valde, hay visitas en casa?La mujer, vestida con un vestido amarillo que dejaba su ombligo al descubierto y cubierta por un grueso abrigo blanco, parecía no