Rebeca, diciendo esto, intentó acercarse a Ximena de nuevo.Ximena, esquivándola, comentó:—Si no me equivoco, ¿Amado apenas tiene siete meses, verdad?—¡Siete y medio! —respondió Rebeca.—¡Qué temprano empezó a hablar, es increíble!—¡Nuestro Amado es muy inteligente! Ya decía 'papá' a los cuatro m
Andrés miró a Rebeca, quien sostenía con fuerza su tarjeta bancaria, con una mirada sombría y le preguntó con voz grave.—¿Será suficiente para la operación del niño?Rebeca levantó la vista, sus nudillos blancos alrededor de la tarjeta bancaria, y con voz temblorosa respondió:—Suficiente... deberí
Ahora, Rebeca se daba cuenta de que solo le quedaba Andrés. Aunque no tuviera dinero, él era bueno con ella y con Amado; vivir una vida tranquila y modesta no estaba tan mal. Era mejor que criar sola a su hijo. No quería seguir presionando tanto a Andrés; no podía permitirse perderlo.—Mamá, no te p
—¡Mamá, Andrés me bloqueó en WhatsApp! —Rebeca estaba tan angustiada que estaba a punto de llorar, con los ojos rojos como los de un conejo.—¡Qué! —María arrebató el teléfono de Rebeca, lo examinó con los ojos entrecerrados durante un buen rato, y luego sacó su propio teléfono para llamar a Andrés.
Rebeca recordó a la niñera que trabajaba para Andrés.Esa niñera, vecina de la antigua casa, conocía a la familia de Andrés desde hace años y seguramente sabría a dónde se había mudado.Pero con la demolición de la vieja casa y el cambio de residencia de los antiguos vecinos, Rebeca no sabía dónde v
Ximena cerró ligeramente los dedos.—pero ese lugar es nuestro único recuerdo de madre.—La casa fue demolida, y la viña ya no está. La vieja casa, tras años de renovaciones, ya no es el hogar de antes. ¿Qué es lo que aún te atrae?Ximena levantó la vista hacia las ramas desnudas fuera de la ventana
Quería que Ximena cerrara ese capítulo y estuviera con Lisandro sin mirar atrás.—¡Hermano! ¿Yo enfrentándome a él? ¡Siempre ha sido él el duro, yo soy la mujer débil, en su presencia solo puedo ser una pequeña ave dependiente. Soy muy obediente con él! —Ximena se rio.Andrés sacudió la cabeza con r
Ximena salió de la estación de tren y, al instante, divisó a Lisandro esperándola en la salida. Corrió hacia él y lo abrazó fuertemente.—¿Lis, qué haces aquí? —preguntó ella sorprendida.Con un brazo rodeando la delgada cintura de Ximena y el otro sosteniendo su maleta, Lisandro comenzó a caminar h