Víctor ya no quería seguir modificando el guion.Cuando había esperanza de filmar la serie, estaba motivado, pero ahora que parece imposible, toda la tensión acumulada se desvanece, y se derrumba exhausto en el sofá, sin ganas de moverse.—¡Amor, no puedes rendirte! He conseguido inversores, y tu gu
—¿Tus padres lo saben? ¿Cómo podrían estar de acuerdo?—Lo saben. Al principio estaban furiosos, por eso estuvieron enfermos tanto tiempo. Pero ahora lo han superado.—Mi hermano cometió un error y debe ser castigado. No podemos dejar que siga errando solo porque es familia. No puedo permitir que mi
Lisandro estaba desconcertado por el inesperado comportamiento de Ximena.Miró detenidamente el collar que había quedado enganchado en su ropa, pero no logró encontrarle ningún defecto.Este collar, una creación del famoso diseñador de joyas en honor a su aniversario de bodas de diamante con su espo
—A las mujeres no se les debe consentir demasiado. Cuanto más las consientes, más problemas creas. Al final, el que sufre eres tú mismo.—¡Exacto! No se les debe consentir. ¡No podemos permitir que nos dominen con sus caprichos!Marcus apoyó una mano en el hombro de Lisandro, le sirvió otra copa y b
La chica que acompañaba a Lluvia era Araceli Guajardo. Las dos eran buenas amigas desde pequeñas y compañeras de clase, compartiendo una amistad entrañable.Hacía pocos días, Araceli había regresado al país, y Lluvia la invitó a salir para darle la bienvenida y pasar un buen rato juntas. Lo que no e
—¡Ya basta! —Lisandro, impaciente, dijo—. Olvidemos el pasado. Tienes el brazo herido, no deberías beber. Mejor vete a descansar.Dicho esto, Lisandro salió apresuradamente del bar.Lluvia, sin embargo, se quedó en su lugar, con una sonrisa que iluminaba su rostro, cubriendo el yeso de su brazo, mir
Lisandro reprendió a Jorge con severidad.Recién llegado a casa, Jorge estornudó varias veces, se frotó la nariz y colgó las llaves del coche en el armario del vestíbulo.Gerardo lo estaba esperando. Al oír la puerta, corrió desde el dormitorio para ayudarle con las zapatillas y quitarse el abrigo.
—Eh...Lisandro se quedó sin palabras.De hecho, no había pensado en darle un regalo a Ximena.Nunca tuvo la costumbre de comprar regalos para alguien, y Ximena nunca le había pedido uno.—Le di una tarjeta negra y le dije que comprara lo que quisiera, —añadió.Sofía, con los brazos cruzados, apoyad