Capítulo 0937
Lisandro irradiaba un frío que intimidaba a cualquiera. Ximena sintió un peso en el pecho, su sangre parecía congelarse.

—Lisandro... —Enrique, confundido y apresurado, soltó la mano de Ximena—. Lisandro, no te confundas, nosotros...

Enrique miró rápidamente a Yazmin, temiendo que dijera algo inapro
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