Samuel originalmente quería llevar a Rocío a casa. En el coche, Rocío no paraba de gritar, exigiendo que se detuviera. Samuel, sin otra opción, paró el coche al lado del camino. Rocío se desabrochó el cinturón de seguridad, salió del coche y arrastró a Samuel fuera del asiento del conductor. Samuel,
Samuel no sabía qué había dicho para hacer cambiar de opinión a Rocío. De repente, ella dejó de llorar y, levantando su rostro cubierto de lágrimas, preguntó con una mezcla de orgullo y capricho:—¿Y si te digo que me gustas tú?—¿Qué? —exclamó Samuel, saltando del suelo y sacudiéndose el polvo de l
—¡El abuelo seguramente desea salud y bienestar para sus hijos, que cada año sea mejor que el anterior!La sonrisa en el rostro de Armando se congeló. El ambiente se tornó tenso. Ximena, sintiendo que algo no iba bien, miró a Lisandro. Él, impasible y con una mirada profunda, era difícil de leer. Xi
Lisandro acababa de subir tres escalones cuando Ximena lo alcanzó, agarrando su brazo y sonriéndole, le hizo una señal negativa con la cabeza. Lisandro, reacio a bajar, finalmente cedió ante la insistencia de Ximena.—Me contó Sofía que en el jardín de tu casa hay un hermoso bosque de arces rojos, q
—Siempre estás cerrando mi boca, ¡no me dejas hablar! ¿Acaso te gusta que te maltraten?Ximena tomó un postre de la mano de un sirviente, probó un bocado y asintió:—Está delicioso, dulce pero no empalagoso. Pruébalo.Sin embargo, Lisandro lo rechazó.» Vamos, ¡no me están maltratando! Algunas cosas
Sofía hablaba sin parar, pero al escuchar esta pregunta de Ximena, de repente se quedó en silencio, mirando fijamente a Ximena.—Eh... esto... eh...Balbuceó durante un rato sin llegar a decir nada concreto. Al verla así, Ximena se inquietó aún más, apretando su manga en secreto.—Sofía, ellos...—¡
Despejándose la garganta, Horacio encontró el momento adecuado para hablar con Ximena. No dijo mucho, pero mencionó a Lluvia, una frase sencilla que revelaba mucho, como si pusiera una piedra pesada en el corazón de Ximena.—Lisandro y Lluvia eran amigos de la infancia. Todos pensaron que terminaría
Era la primera vez que Lisandro veía a Ximena tan enfadada. Incluso cuando supo de Elena, nunca se había mostrado tan irritada. Pensó que Ximena era de carácter apacible y generoso, que no le importaba su pasado o que no lo tomaba demasiado en serio. Se sentía algo dolido por dentro, pero también al