Regina nunca había sido golpeada en su vida. Levantó la mano para devolver el golpe, pero Diego, rápido y alerta, la detuvo.—¡Jefa, jefa, no se rebaje! ¡Hablemos esto con calma!—¡Ella me golpeó! ¿Qué derecho tiene de hacerlo? —La miraba furiosa a Ximena—. ¡Lo de un hombre y una mujer siempre es un
Regina sabía que Diego tenía razón, y tampoco quería exacerbar la situación.—Está bien, buscaré un momento para hablar seriamente con tu futura exmujer.Mariana había pasado toda la noche sentada en aquella habitación. Al amanecer, se levantó del suelo y, como enloquecida, destrozó la habitación de
La majestuosa hacienda, digna de una serie de televisión, se erguía imponente. Ximena se detuvo ante la grandiosa entrada de la Hacienda Serenidad, sintiéndose de repente como un patito feo, fuera de lugar en un mundo que no le pertenecía, incómoda de pies a cabeza. Por otro lado, Felicia miraba tod
—No es común que Lisandro traiga una chica a casa, no seas demasiado duro. Hay que darle algo de crédito. —Pero, ¿qué hacemos con Elena y Mateo? ¿Qué significa esto? Si se corre la voz, ¿qué pensarán los demás de la Familia Mendoza?—¡Basta ya, Armando! Si los niños lo desean, ¿qué puedes hacer? Ay
—¿Estás enojada, Ximena? ¡Yo solo me preocupo por ti! —Elena intentó agarrar su mano, pero ella la esquivó.—¡La muerte de Griselda no tiene nada que ver conmigo! ¡El verdadero culpable ya fue capturado!—Yo solo tenía curiosidad, por eso te pregunté. ¡No te enfades! Tu relación con Gael era conocid
Al oír esto, un silencio sepulcral invadió la sala. Como si el mundo entero se hubiera detenido, todas las miradas se fijaron en Lisandro, luego en Ximena, y finalmente en Mateo y Felicia. Incluso Ximena miró a los niños, incrédula. ¿Gemelos? ¿No se suponía que el hermano de Felicia había muerto al
—¡¿Qué está pasando aquí?! Rugió Armando, logrando que Elena se calmara un poco. Lisandro no sabía mucho sobre los detalles de aquel entonces. Y Elena era cautelosa y había destruido muchas pruebas. Si no fuera porque estaba seguro de que solo había estado con una mujer en aquel tiempo, no dudaría
Tan pronto como Agustín entró por la puerta, apartó al sirviente que bloqueaba el paso a Elena y se puso delante de ella para protegerla. Lleno de ira, enfrentó a Lisandro y le gritó.—¡Jamás pensé que fueras este tipo de persona! Mi hija, sin pedir un lugar en tu vida, ha estado contigo durante cua