—Esto es de la señorita Ramírez —informó.Este soltó una risa irónica al aceptar la tarjeta. ¡Elena se atrevía a intentar sobornar a sus allegados! Sabía que la Familia Ramírez tenía una gran influencia en Aurensia, con conexiones en todos lados. Por precaución, instruyó a Teresa para enviar esas mu
Griselda se levantó con dolor en la muñeca y fulminó a José con la mirada, su voz era aguda y llena de ira.—¿Te atreves a empujarme? ¡No olvides que todo lo que tienes se lo debe a la Familia Montenegro! ¡Sin mí, no serías nada, solo un exmilitar trabajando de seguridad para cualquiera! José se apr
—¡Ah! —gritó Isabella asustada—. ¡Mi vestido era nuevo! Ya al límite y soportando el ardor en los ojos, Ximena se limpió la cara y se dispuso a enfrentar a la histérica.—¡¿Ya terminaron?! ¡Si quieren saber por qué hay fotos mías en el celular de su marido, pregúntenle a él! ¡No tengo idea! ¡No pue
Lisandro llevó a Ximena al hospital. No se percataron de que el coche de Carlos estaba estacionado no muy lejos, observando cada uno de sus movimientos. Al ver que salían juntos, le envió un mensaje a Elena.[Lisandro está en Nubiazura, no tuve oportunidad de actuar.]Elena, que estaba tomando jugo
—¿Qué podría haber de mentira en esto?—¿Lo viste con tus propios ojos? —insistió.Ximena se quedó paralizada y negó con la cabeza. En aquel momento, ella había perdido mucha sangre, habiendo rondado la muerte. Estuvo inconsciente durante tres días y tres noches, casi perdiéndose en la oscuridad. So
—¡Yo no he matado a nadie! —exclamó Ximena, completamente confundida.No entendía cómo podría estar relacionada con un caso de asesinato. Los policías, sin querer dar explicaciones, insistieron en llevarla a la estación para interrogarla. Resignada, Ximena subió al coche patrulla. Jorge apuró su veh
Todas las pruebas apuntaban directamente a ella. No sabía cómo defenderse. Por un instante, llegó a dudar de sí misma, preguntándose si podría haber sonámbula y haber empujado a Griselda al pozo en su sueño. Sin embargo, insistía en su inocencia, argumentando que no tenía el corazón para matar, que
—¡Imposible! ¡Ximena jamás haría algo así! —Mariana señaló a Diego, su voz resonando con furia—. Entiendo lo que insinúas, ¿estás resentido porque no te ayudó a negociar con la Corporación Mendoza? —continuó.—Solo digo la verdad, no estoy siendo parcial. Si hubiera actuado correctamente, ¿la esposa