El niño bajó la cabeza, con la voz apagada. Elena lo abrazó y le dijo en voz baja.—¡Esa mujer manipuladora sabe cómo ganarse a la gente! Tu padre está cegado por ella, ¡no puedes dejarte engañar! Eres el tesoro de mamá, solo puedes ayudarme a mí.Elena, temiendo perder al niño como su as bajo la ma
Los ojos profundos de Lisandro se estremecieron de repente, su mirada, afilada como una cuchilla, se fijó directamente. Un escalofrío recorrió el corazón de Diego, quien apresuradamente continuó.—Felicia realmente es la hija del señor Mendoza, ¡es de la sangre de la Familia Mendoza! ¿El señor Mendo
—Tienes razón, lo admito, soy un tonto.—Hermano, espero que puedas reponerte. ¡Tu vida no debería detenerse por Rebeca! Ella te lastimó, te engañó; este dolor no debería ser una carga que te derribe, sino una fuerza que te impulse a seguir adelante. Puedes querer seguir pagando la pensión alimentic
Ximena se quedó inmóvil por un largo tiempo, con las palabras de Lisandro dando vueltas en su cabeza.—¿Acaso pudiste tenerla tú sola?¿Qué quiso decir con eso? ¿Había descubierto algo? Se agachó y preguntó a Felicia.—¿Qué te dijo el tío? ¿Qué hizo?La pequeña inclinó su pequeña cabeza, sus grandes
—¡Si realmente quisieras ayudarme, encontrarías una forma en lugar de estar aquí, echándome la culpa! —gritó Diego.—¿Yo echándote la culpa? ¿Quién es el que está evitando responsabilidades aquí?Comenzaron a discutir acaloradamente. En medio de la discusión, Diego volvió a mencionar el embarazo de
—¿Qué dije? ¡Lo dije y punto! Diego se balanceaba de un lado a otro, pareciendo a punto de perder el control. Mariana, con los dientes apretados por la rabia, preguntó.—¿Realmente hablaste con él sobre Felicia?—¡Sí, lo hice! ¿Y qué? ¡Ximena Castillo fue usada y ni siquiera reconocen a su hija! —D
Había cosas que, aunque intentaba ignorar, su corazón no podía engañar. Por un lado, quería creer en él, y por otro, deseaba descubrir la verdad y revelar la verdadera cara de su marido. Cada día, desgastada por estos sentimientos conflictivos, sentía que estaba al borde de la locura. Hablaron duran
Teresa entró llevando varias cosas, diciendo que iba a desinfectar la habitación, y subió directamente al cuarto de Elena. A ella le pareció extraño. Teresa era la guardaespaldas personal de Lisandro y trabajaba directamente para él en la empresa. ¿Desde cuándo se ocupaba de las tareas domésticas?—