Todos los presentes lo entendieron: ahora estaba claro por qué Amado había llorado sin cesar desde su llegada.Los presentes tanto en el lugar como los que seguían la transmisión en vivo comenzaron a acusar a Rebeca. Decían que por querer aumentar la audiencia de su transmisión, trató de manera crue
El grito de Andrés resonó en el aire mientras entregaba a Amado a Ximena y, sin pensarlo dos veces, se lanzó al río tras Rebeca.El lugar se llenó de exclamaciones de asombro.Las aguas turbulentas del río rápidamente ocultaron las siluetas de ambos.El corazón de Ximena se detuvo: —¡Andrés, hermano
Yolanda vivía en las afueras de Aurensia, en un edificio recién construido que se veía bastante elegante y limpio.Marcela no paraba de hablar, alabando cómo su sobrino había logrado tener casa y coche, y cómo sus padres también tenían su propio departamento.Yolanda soltó una risa forzada, y aunque
—Oye Paula, ¿y luego qué pasó? ¿La alcanzó? ¿Se quedaron juntos? —Mariana preguntaba, ansiosa de conocer el desenlace.—Sólo sé por rumores, pero cuentan que Elena, no sé cómo, tuvo un hijo. Y con ese bebé en brazos, fue a plantarse en la casa del tipo, y fue ahí cuando la familia del hombre la reco
Mirando el número de Lisandro, Ximena murmuró: —Así se va a quedar la cosa, pues.De pronto, el timbre de su casa sonó. Era Teresa.Al ver a Teresa, Ximena se iluminó y la invitó a pasar rápidamente.Teresa dijo que había venido a Nubiazura por trabajo y aprovechó para visitarla a ella y a Felicia.
—¿Qué pasa entre ellos? —Ximena necesitaba saber.Quería entender la relación entre Elena y Lisandro, si acaso había sido engañada y conocer más sobre la personalidad de Lisandro.—No había ningún vínculo afectivo entre ellos, ¡era solo por el niño! El señor Mendoza no mostraba interés por Elena, pe
—Es por seguridad. Con una niña en casa y siendo todas mujeres, es mejor prevenir —explicó Teresa.Ximena sirvió dos vasos de jugo, ofreciendo uno a Teresa.Con la mente dispersa y llena de dudas, le preguntó si era prudente mandar un mensaje a Lisandro a esas horas.—¿Por qué no sería apropiado? No
—¡Ahora tenemos casa, carro y ambos trabajamos! ¿Cómo es que no podemos mantener a un hijo? —Mariana estaba muy enfurecida y no entendía qué pretendía Diego con esa actitud.Ximena, al no querer inmiscuirse entre los asuntos maritales, intentó calmar a Mariana, recordándole lo importante que es mant