Andrés, no obstante, seguía reacio a la idea.—Con todo lo que ha pasado, ¿crees que hacerlo público resolverá algo?—¿Cómo lo sabremos si no lo intentamos?—¿Y qué haremos con Amado? Apenas acaba de nacer.—Si decides destruirte y arrastrar con ello a Felicia y a mí, está bien. Somos hermanos, y si
—Además, ¡los que nos criticaban son menos ahora! Ya hay quienes nos apoyan. Creen que somos las verdaderas víctimas.—Es un buen comienzo. Siempre hay que ver el lado positivo. Por muy fuerte que sea la tormenta, siempre pasa —comentó Ximena, esperando levantar el ánimo de su hermano.A pesar de la
—Andrés, ¿realmente necesitabas llevar las cosas a este punto? —lloró Rebeca.—Me he sacrificado tanto para darte un hijo, y antes de que cumpliera un mes, decidiste hacer una prueba de paternidad en público. ¿Por qué nos haces esto a mí y al bebé?—Estoy seguro de que todo fue idea de Ximena, eres
El desgarrador llanto volvió a estremecer a los presentes.Desde lejos, Ximena intentó echar un vistazo al bebé llorando en brazos de Rebeca. A pesar de la distancia, su experiencia como madre le decía que el llanto del niño podía ser por hambre, un pañal sucio, o tal vez alguna molestia.Le susurró
—Oye, ¿es ese rollo de los hermanos Castillo? —preguntó Catalina.Últimamente había visto el escándalo en las redes, incluso vio algunas transmisiones en vivo de Rebeca. Se cansó de tanto drama y lágrimas y dejó de seguirlo.—Dicen que Ricky también está involucrado. ¡La gente de ahora, siempre inve
Todos los presentes lo entendieron: ahora estaba claro por qué Amado había llorado sin cesar desde su llegada.Los presentes tanto en el lugar como los que seguían la transmisión en vivo comenzaron a acusar a Rebeca. Decían que por querer aumentar la audiencia de su transmisión, trató de manera crue
El grito de Andrés resonó en el aire mientras entregaba a Amado a Ximena y, sin pensarlo dos veces, se lanzó al río tras Rebeca.El lugar se llenó de exclamaciones de asombro.Las aguas turbulentas del río rápidamente ocultaron las siluetas de ambos.El corazón de Ximena se detuvo: —¡Andrés, hermano
Yolanda vivía en las afueras de Aurensia, en un edificio recién construido que se veía bastante elegante y limpio.Marcela no paraba de hablar, alabando cómo su sobrino había logrado tener casa y coche, y cómo sus padres también tenían su propio departamento.Yolanda soltó una risa forzada, y aunque