Al ver al recién llegado, el rostro de Lisandro palideció y, de forma instintiva, se puso delante de Ximena.Aunque Ximena no reconocía al anciano, por la tensión del ambiente, intuía que no venía con buenas intenciones.Lorenzo se detuvo frente a Lisandro, golpeando el suelo con fuerza con su bastó
Había cierta tensión en el aire cuando Marcela, con toda su valentía, enfrentó a Lorenzo.—¡No creas que porque seas el abuelo de mi yerno te vamos a tratar con guantes de seda! ¡Pensar que con tu edad actúas de esta manera! ¡Por respeto te llamo señor, pero si sigues con estas tonterías, serás simp
—Desde su nacimiento, Felicia sufre una enfermedad cardíaca congénita y ha estado medicada todo este tiempo. Por lo que hizo su nieta, la enfermedad de Felicia se ha complicado. Todavía no sabemos si podrá recuperarse completamente —reveló Ximena con un tono ligeramente elevado.—Como madre, frente
Desde que había sido hospitalizada, él no había entrado a verla, y la pequeña extrañaba su presencia.Lisandro, con un amor evidente, la alzó y la consoló, asegurándole que siempre estaría para protegerla.Felicia, aferrada a su cuello, parecía no querer soltarlo por nada del mundo.Ximena, al ver l
—¡Eso es asunto mío! No necesitas preocuparte por mí —la voz de Lisandro era fría y determinada.—¡Por una mujer así te atreves a hablarme de esa manera! —Lorenzo apretó con fuerza su bastón, sus cejas se fruncieron en evidente enojo.Era la primera vez que Lisandro le hablaba con ese tono.A pesar
—¡Pero esta vez te pasaste de la raya! ¡Felicia solo tiene cuatro años! ¡Tú también eres mujer! ¡Algún día podrías tener hijos!Rocío, sin sentir que había hecho algo malo, lanzó las sábanas al suelo, gritó: —Solo quería asustar a esa Ximena, la muy zorra. ¡No hice que esa niñita bebiera de verdad,
Ximena había tomado una firme decisión de alejarse completamente del mundo de Lisandro.—Tu vida es demasiado complicada, no es para gente sencilla como yo —le dijo Ximena con sinceridad.—¿Estás diciendo que te avergüenzas de mí? —Lisandro, sorprendido, nunca pensó que, siendo el presidente de la C
—¡Hasta luego, chiquita! —respondió Lorenzo con una chispa juguetona en su voz, haciendo que Felicia soltara una risa cantarina.Ximena miró a Lisandro, quien discretamente se tocó la nariz con su dedo índice y susurró: —Solo es teatro, no te lo tomes en serio.Viendo que el anciano parecía sinceram