Capítulo 0135
Bajo la oscuridad de la noche, la luna brillaba radiante.

Ximena vestía una falda blanca que le llegaba hasta las rodillas. Su cabello marrón ondeaba suavemente con el viento. Su rostro mostraba apatía y sus ojos, determinación.

Fernando recordó repentinamente que, cinco años atrás, cuando Ximena había echado veneno para ratas en su vaso de agua, ella tenía esa misma expresión.

Las piernas de Fernando temblaban. Suplicó a Ximena que dejara el encendedor.

—¡Xime, por favor, escucha! ¡Papá ya
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