Sólo quiero que sepa que si necesita un hombro sobre el cual llorar, con gusto le prestaré el mío, además me gustaría escucharla, si alguna vez quiere contarme algo, aquí estaré.

-Gracias Nana. Eres lo más cercano a la mamá que me hubiera gustado tener.

Estaba demasiado triste y no quería soltarse de Nana, por su parte Nana no hacía esfuerzos por apartarse, sabía que Sofía se sentía triste y sola, por lo poco que había escuchado durante la discusión había sido maltratada y luego vendida, no tenía a nadie que realmente la quisiera y probablemente siempre había estado sola.

-Señora quiero que sepa de ahora en adelante que usted no está sola, me tiene a mí y yo no la voy a traicionar.

-Gracias Nana...

¿Tienes tiempo? Realmente quisiera contarte muchas cosas ya no aguanto callarlas más, sólo me lastiman y mi esposo no es alguien que sepa escuchar.

-Claro, dígame.

-Empezaré por mi infancia.

Nací de la relación de mis padres, mi madre se llama Irina y mi padre se llama Iván ambos son rumano