Lacie estaba furiosa, no podía creer que su hijo mayor estuviera alimentando la vena chantajista de su hijo menor. Le reclamó a Roberto mientras Renella comenzaba a alejarse con una sonrisa victoriosa, cuando su madre se ponía molesta era mejor huir lejos de ella. —¡¿Dónde vas Renella?! —inquirió e
—Te deseo al punto que creo que voy a colapsar… es como si mi cuerpo estuviera sediento, pero de ti de tus caricias, tus besos… por favor Roberto… ¡Hazme tuya! —exclamó la chica con voz temblorosa. —Te prometo que voy a darte placer, tanto como si estuviera dentro de ti… te voy a enseñar a dar y re
Durante toda su vida los jóvenes habían tenido mucho respeto por su abuelo materno, era comprensible, tranquilo, nunca lo habían visto levantar su voz, era respetuoso y amoroso, pero ese abuelo que los observaba en ese momento, estaba totalmente consternado.—¿Cómo es posible esto? Mis dos nietos, ¿
—Por eso te amo tanto, eres la mujer más bella y dulce que he conocido, me vuelves loco y eso me encanta.—Yo quiero que me enseñes a eso que practican en el club —dijo ella con una expresión de curiosidad en su rostro.—¿A ser una sumisa? —preguntó él.—¿Sumisa? ¿De verdad crees que tengo madera de
Un silencio aturdidor se apoderó de la habitación mientras Roberto leía la nota. Su familia le miró con preocupación, preguntándose qué podría decir. —¿Qué pasa Roberto? ¿Qué dice esa nota? —preguntó Lacie con una expresión de preocupación en su rostro. —Si hijo, ¿Qué dice? —dijo a Renaldo cercánd
—Es un club nuevo que abrieron en Roma. —Deberían llevarse a Arion y Romeo —propuso Renaldo y los dos respondieron al unísono. —¡¡¡No!!! —gritaron los dos al unísono ante su negativa, su padre los vio con sospecha. —Cualquiera que los ve, diría que los aterra la idea de ir con sus hermanos ¿Estoy
Roberto reaccionó y se dio cuenta que quizás no era buena idea que se estuvieran exhibiendo, y aunque los presentes eran sus trabajadores, no siempre iba a poder conocer cuáles eran las intenciones de la gente.—Mejor subamos al salón VIP que es solo nuestro, desde donde podemos verlos a todos, pero
—No te preocupes, seguro es un charlatán que está allí, yo me encargo. Amor, espérame aquí sin moverte, déjame resolver la situación con ese par de idiotas, porque solo de esa manera se puede explicar su actitud. Roberto caminó con pasos firmes y cuando entró al salón se quedó sorprendido al ver de